La familia de José Ignacio Molina, un joven de 29 años asesinado en Fiorito por varias personas, celebró el fallo del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Lomas de Zamora que condenó a una mujer de 51 años a la pena de prisión perpetua y ahora espera que se encuentre a los otros dos responsables del crimen ocurrido el 26 de octubre de 2019 luego de que el joven defendió a su sobrino.
En diálogo con DiarioConurbano.com, Mario, hermano de José, manifestó: “Esto recién empieza. Se hizo justicia, se hizo lo que correspondía, pero ahora vamos por la captura de los dos que faltan. Por primera vez sentimos una esperanza después de este proceso, ahora a retomar fuerzas y a seguir”.
Durante el juicio que inició el 28 de noviembre pasado se pudo demostrar que María Magdalena Gómez (51) fue la autora del hecho junto a sus hijos Ezequiel y Miguel Molina, quienes permanecen prófugos desde el momento del homicidio.
“Los dos tienen pedido de captura. En su momento se los buscó pero no sabemos para dónde habrán ido. Cuando recién pasó todo, mi hermana, se cruzó con uno de ellos que iba en un coche y cuando la vio sacó medio cuerpo por la ventanilla haciendo una seña como que nos iba a matar”, relató el hermano de la víctima.
Asimismo, manifestó que durante el juicio donde declararon familiares y vecinos de ambas partes “no esperaba” arrepentimiento por parte de la mujer condenada por el delito de “homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o más personas”.
“No esperábamos que hablaran en el juicio porque sabemos que tipo de gente son y no se van a traicionar”, afirmó Mario y agregó: “Están guardados porque los familiares los están encubriendo pero no sé hasta qué punto lo van a poder seguir haciendo”.
El hecho
José era cartonero y el 26 de octubre del 2019 defendió a su sobrino de una pelea con otros jóvenes. Sin embargo, horas más tarde regresaron en patota y lo asesinaron con varas metálicas, golpes y piedras cerca de las 19 horas en la calle Campana de Fiorito.
Tras la brutal golpiza, la Policía intervino y trasladaron a José a la Unidad de Pronta Atención (UPA) 24 para luego llevarlo al Gandulfo. Si bien en un principio los médicos pudieron estabilizarlo, las consecuencias graves de los golpes no permitieron que pueda mejorar y murió.