En la segunda jornada del juicio oral por el femicidio de Anahí Benítez, expertos en rastrillajes de canes pusieron en duda el trabajo de Bruno, el Weimaraner de rastro específico, que llevó a los investigadores hasta la casa de Marcos Bazán. La clave es que gran parte de la acusación contra el imputado está basado en el trabajo que realizó ese perro y su adiestrador.
Durante la segunda jornada en los Tribunales de Lomas de Zamora el juicio contra Marcos Bazán y Marcelo Sergio Villalba, los dos acusados por el crimen de la adolescente de 16 años, Diego Luengo, director de la Dirección de Canes de la Provincia de Buenos Aires, declaró ante los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 7 y dio su opinión sobre el trabajo del perro que fue clave en la investigación.
En su testimonio Luengo repartió puntos a favor de la defensa de Marcos Bazán que considera que existieron “irregularidades” en torno a la prueba odorífica canina. Luego de que se proyectaran algunos videos, entre ellos, el que muestra el momento en que se toman muestras de olor del cuarto de Anahí, como pelos y un corpiño, interpretó que el “levante de artículos de olor está bien”, aunque, observó algunos detalles que le llamaron la atención como, por ejemplo, que “no hubo una confirmación” cuando la gente que participó de ese procedimiento preguntó si esos elementos pertenecían a la víctima.
“No se especificó que eran ropa de la víctima o nadie de los que estaban ahí (en el cuarto) se lo confirmó. Yo no lo escucho en el video”, sostuvo.
También analizó los videos donde se muestra la entrada del predio de Santa Catalina, el campo donde encontraron a la joven sin vida y el momento en que el perro Bruno salió derecho hacia la casa de Bazán.
“Se le enseñó la misma conducta para los dos casos y hubo dos resultados diferentes”, señaló el rastreador de canes y aclaró que esa actitud se debe al trabajo de formación del perro. “El guía es quien define cual es el tipo de alerta que usa el perro”, explicó.
En ese contexto, Manuel Garrido, el abogado de Bazán, le consultó sobre la “efectividad” de los perros y el especialista señaló que solo está garantizado el “20 por ciento del éxito en la búsqueda”.
Por su parte, Fernando Ríos, voluntario de la Unidad Canina de La Plata, contó que participó de uno de los rastrillajes en el predio de Santa Catalina con un perro detector de restos humanos y contó que recorrió el lugar y que el animal “no marcó nada”.
También fue consultado por la conducta del perro en el momento de detectar algo y sobre la regulación de los grupos de búsqueda de personas en ese momento. “No había certificado nacional ni internacional”, indicó.
Por la mañana declaró Diego, un remisero que, según Silvia Pérez Vilor, durante un viaje que realizó la madre de la víctima hablaron de su hija y el hombre le comentó que conocía a los imputados. La fiscal Mariana Monti le consultó si Bazán y Villalba eran amigos y el testigo respondió: “Desconozco. Me acuerdo de verlos en la tele”.
Luego le preguntó si conocía al “gordo mani”, quien sería parte de la banda que secuestró, drogó y violó a la joven. “Lo tengo de vista del barrio”, relató. Al ser indagado por la fiscal sobre qué sabe del caso, el hombre, respondió “lo que salió en la tele” y agregó: “Nombran siempre a los mismos, que fueron los ‘paqueros’ del barrio y nombran al gordo mani”.
Al observar algunas contradicciones, el abogado de Silvia, Guillermo Bernard Krizan, pidió al tribunal que se realice un careo entre el testigo y Silvia, pero la defensa se opuso porque la madre de la joven presenció el testimonio del hombre. Luego de un cuarto intermedio, los jueces no hicieron lugar a la petición.