Por Fanny Vera (*) Desde el primero de mayo de 1890, Julio A. Costa, sucediendo a Máximo Paz, ejercía la gobernación de Buenos Aires. Su llegada al poder fue de la manera en que naturalmente se procedía en aquella época: por medio de un régimen electoral fundado en el voto cantado y amplias facultades represivas que condicionaban las posibilidades de acceder al mismo.
En Julio de 1890 sucede la primera Revolución conducida por la recientemente creada Unión Cívica Radical: “La Revolución del Parque”. Y aunque los revolucionarios perdieron la contienda, quedó explícita la necesidad de que el pueblo sea considerado sujeto político, exigiendo que se lo reconozca efectivamente como protagonista de la vida política, social y cultural que demanda el libre ejercicio de la elección de sus representantes.
A fines de Julio de 1893 Hipólito Yrigoyen, siguiendo los ideales fundantes de la UCR, junto con su hermano el coronel Martín Yrigoyen dieron la iniciativa revolucionaria con el objetivo de presionar al gobernador Costa. La Revolución estalló el 30 de Julio con tres mil hombres acantonados en distintos puntos de la provincia.
A las 4.20 de ese día se inició el ataque a la comisaría de Lomas de Zamora, y a las 5.50 la toma de la estación Temperley, lugar estratégico que permitiría transportar las tropas hacia la capital de la Provincia.
Un lugar emblemático fue la casa quinta Sansinena, actual Escuela Comercial “Tomás Espora”; allí se acantonaron las tropas revolucionarias que recibieron los disparos efectuados por las fuerzas policiales desde una casa vecina. Tres policías que llegaron desde Adrogué fueron recibidos a balazos. Uno cayó muerto; los dos restantes huyeron a caballo y dos revolucionarios resultaron heridos.
Con el fin de evitar o demorar el desplazamiento de los radicales hacia La Plata, las fuerzas leales al Gobierno levantaron las vías a la altura de la estación Mármol.
Mientras los radicales reparaban el tramo, un gran número de tropas comenzaron a concentrarse en Temperley, para el 2 de agosto la revolución contaba con 60 vagones para el traslado y al día 06 de Agosto ya contaban con 8.000 hombres (para comprender lo significativo de éste número tengamos en cuenta que la cantidad de habitantes era de aproximadamente 17.000 en todo el distrito, según el censo de 1895).
El 7 de agosto, tras renuncia del Gobernador Costa, se convocó a la Honorable Convención para nombrar a Hipólito Yrigoyen como Gobernador de la provincia, pero él renunció de antemano al ofrecimiento por entender que se lo necesitaba más al frente del movimiento por sus dotes de organizador. Finalmente la convención terminó siendo una asamblea popular en la Plaza Tomás Grigera, donde se concentraron alrededor de 10.000 hombres que aclamaron como nuevo Gobernador de la Provincia de Buenos Aires a Juan Carlos Belgrano, sobrino del histórico prócer.
El Presidente y sus ministros reconocieron el triunfo de los radicales y aceptaron a Belgrano como Gobernador de Buenos Aires. En las primeras horas del 08 de Agosto, Martin Yrigoyen parte de Témperley hacia La Plata con 2.000 hombres de vanguardia, Hipólito con 4.000 de retaguardia; el resto quedó en el cuartel general. El 09 de Agosto hacia las 17 hs el ejército radical hacía su entrada en la ciudad de La Plata, y allí son recibidos con una verdadera ovación, bandas de música y el pueblo que los esperaba con gran entusiasmo.
Juan Carlos Belgrano se instaló en la Casa de Gobierno y comunicaron al Poder Ejecutivo Nacional que se ponían la frente de la administración de la Provincia. De inmediato iniciaron la tarea de restablecer el orden y organizar los servicios públicos. Vista la nulidad del padrón electoral vigente y mediante decreto, Belgrano dispuso que se procediera a la formación de un nuevo Padrón Electoral en toda la Provincia y la reforma de la Constitución bonaerense.
(*) Concejal de Lomas de Zamora por UCR-Juntos
