Jorge Villalba, el líder de la CC-Ari de Lomas de Zamora, que encabezó el grupo de investigación del proyecto de Ley presentado en el Senado bonaerense. El documento incluye una serie de medidas tendientes a prevenir el flagelo entre todos aquellos que realizan actividades deportivas en cualquier ámbito. En dialogo con DiarioConurbano.com, el dirigente lomense explicó el alcance de la propuesta que establece la necesidad de contar con controles médicos pertinentes, presencia de desfibriladores en los establecimientos y la enseñanza de técnicas de resucitación cardiopulmonar. “La idea es que todos puedan acceder a éste control y se garantice la salud de los que realizan las actividades”.
En el proyecto se establecen varios puntales como la necesidad de controles periódicos con aumento de rigurosidad mientras avanza la edad del practicante. Asimismo, hay otros ítems dirigidos a quienes brinden las actividades como la presencia de desfibriladores, de unidades de atención o de personal idóneo para realizar resucitación cardiopulmonar.
Éste último punto es algo que para Villalba resulta “fundamental”, porque conocer la técnica y aplicarla correctamente “va a permitir salvar vidas” en momentos acuciantes.
“Esos cuatro minutos iniciales son fundamentales para salvarle la vida a una persona –aseguró y enfatizó- Tenemos que hacer que sea una generalidad, que todos estemos instruidos, que sea algo cotidiano el saber cómo hacerlo y eso va a redundar en un beneficio a la salud de toda la comunidad”.
Por otra parte, el proyecto hace hincapié en la necesidad de extender el alcance de la Ley más allá de las instituciones privadas, como establece la actual, y profesionales al contemplar “cualquier actividad que se realice con o sin fines de lucro” resaltó el dirigente, ya que en todos los centros deportivos que cuentan con jugadores federados, los exámenes físicos son rutinarios.
“Si bien se tomaron medidas en algunas instituciones, siempre se trató de profesionales”, aclaró Villalba al tiempo que indicó que con el documento no solo apuntan “a las entidades que si lo están haciendo y a algunas que lo empiezan a ver como una necesidad”.
En el mundo de los clubes amateurs, en cambio, el dirigente aseguró que “la mayoría de las entidades no lo veían como una obligación y queda un gran grupo de personas desprotegidas”.
“La idea es que todos puedan acceder a éste control que proponemos y que puedan estar garantizada la salud de las personas que realizan las actividades”, afirmó el referente lomense de CC-Ari al tiempo que observó que “hay una mayor concientización de la población y a eso también se apunta”.
El proyecto además aboga por la presencia de un cardiodesfibrilador cuando haya un evento deportivo y alguien idóneo a cargo de su uso, junto a un botiquín. Cuando el mismo sea de características masivas, el texto cita además la obligatoriedad de que el organizador cuente con una unidad de atención médica en el lugar.
“La capacitación en la resucitación cardiopulmonar y la necesidad de cardiodesfibrilador es necesaria aunque en algunos casos se hace difícil por los costos”, evaluó Villalba pero indicó que con ayuda del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) “es una posibilidad el hacerlo a un bajo costo como se hace con otros emprendimientos”.
De aprobarse y promulgarse, la Ley propuesta haría un aporte al Fondo Provincial del Deporte, por medio de la cual Villalba argumentó se exceptúan a las entidades sin fines de lucro para buscar “la protección de los deportistas en cualquiera de las actividades que desarrollen y trabajar sobre eso para reducir las posibilidades de muerte súbita a la mínima expresión”.
El proyecto reformula a la ya existente Ley 12.329, que regula la actividad de centros o clubes donde se dictan actividades deportivas, corporales o físicas y que exige la presentación de un certificado médico para ejercerlas, aunque no especifica cuáles son los análisis pertinentes.
Ésta ley abarca solo a las instituciones privadas, pero la idea del documento presentado en el senado es que se incluya también a las públicas e incluso que se obligue a los chicos hasta los 14 años a realizarse un electro cardiograma y una evaluación cardiológica que los habilite a comenzar las prácticas. Para los mayores de esa edad, en cambio, se les sume una prueba ergométrica con parámetros diferenciados dependiendo del rango etario.
