Por Leo Martone (*). El pasado 26 de julio se conmemoro un aniversario más del fallecimiento de Evita. Demostraciones de afecto y homenajes de su pueblo grasita se expresaron en nuestro país y me animaría a decir en distinta latitudes del mundo. Sin duda Eva despierta en la militancia nacional y popular un encantamiento que se erige por su entrega y pasión hacia los más humildes.
Las acciones de esa mujer que cambio la vida de millones de personas dejo marcas indelebles respecto de la asistencia, promoción y protección, elevando la vara en el abordaje de las políticas públicas en la primera mitad del siglo XX. Evita, como titular de la Fundación, resolvió problemas y dio cumplimiento efectivo a una de sus máximas. “Donde existe una necesidad hay un derecho” promoviendo políticas reparadoras innovadoras de protección y reconstrucción hacia los sectores más humildes.
El pensamiento conservador de aquel entonces, se oponía a todo lo que implicaba la ampliación de derechos. Promovió la violencia y el golpe de Estado del `55 interrumpiendo de manera sistemática la voluntad del pueblo sembrando muerte y odio destruyendo parte de la obra del Justicialismo.
Evita amo a su pueblo, trabajo para su pueblo, planifico para su pueblo, vivió sus 33 años apasionada y realizo muchísimas obras de carácter social en todo el país.
Como trabajador social me animo a decir que Evita es una de las personalidades que inspiran estudiar una disciplina como la que ejerzo. Conocer su trabajo, su obra, sus escritos, su lucha por el generó, por la asistencia a la niñez, a la ancianidad, a la salud, a los derechos de los trabajadores en un contexto determinado enfrentándose a los poderosos de su época es, a mi criterio, una exploración que todo trabajadora social debe transitar.
Hoy en día como en esos tiempos sectores poderosos (económicos, mediáticos y judiciales) representan intereses mezquinos para un puñado de la elite Argentina. Evita los enfrento. Ellos no tuvieron vergüenza de atentar contra la democracia y golpearon la puerta de los cuarteles para instaurar la dictadura y sembrar el terror.
Lo mismo hicieron algunos sinvergüenzas dirigentes del PRO como Patricia Bulrrich y compañía que no se inmutaron cuando tuvieron que defender la mano dura y practicar la represión como política de amedrentamiento. Estos personajes de la derecha devaluada Argentina vociferan barbaridades e incitan a algunos compatriotas (contreras) a movilizarse en contra de la cuarentena de manera irresponsable y temeraria.
Sabemos que es tiempo de unidad y que la política todo lo ordena. Y es dable destacar que la madurez política de muchos gobernantes que siendo de distintas pertenecías políticas decidieron articular estrategias de acción para salvar vidas. Esta es la actitud gobernante que merece una democracia que cuide a todxs por igual.
Los contreras siempre existieron, los contreras le echan la culpa a las cuerentena por la crisis económica. Los contreras se quejan por la reforma judicial y se embelesan cuando un dirigente político es difamado y encarcelado sin un debido proceso. Los contreras hablan de libertad de expresión y se vanagloriaban cuando periodistas se quedaban sin trabajo y eran perseguidos. Los contreras siempre están y se expresan ahora como los anti cuarentena defensores de la libertad. Está comprobado que el problema no es la cuarentena, si no la pandemia que acecha la vida en todo el globo terráqueo y golpea con más fuerza a los países más pobres.
Argentina se tiene que poner de pie después de las dos pandemias, la neoliberal instaurada por el Macrismo, y la pandemia del COVID 19. Como dice el presidente Alberto Fernández, “nos duele las muertes de nuestros seres queridos y que quedaran en nuestra memoria” eso no lo podemos cambiar pero si podemos mejorar muestras practicas y conductas como sociedad. La pandemia además del dolor trajo nuevas prácticas de comunicación que se instalan a través de la virtualidad para quedarse. Esta pandemia nos obligo a asimilar conductas de higiene y cuidados a través de los protocolos de salud que no teníamos inscriptas en nuestra habitualidad y que seguramente permanecerán.
En tiempos donde la curva de contagio pareciera que se aplana por momentos pero también aumenta, la mejor vacuna es quedarse en casa, respetar las medidas de bioseguridad y construir canales de comunicación positivos para cuidarnos entre todos.
(*) Trabajador Social. Docente UNLZ – UNAJ. Pte. del Colegio de Trabajadoras Sociales de Lomas de Zamora.
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