Como sucede desde hace 84 años, el desfile de Melchor, Gaspar y Baltazar emocionó a distintas generaciones que se congregaron en el evento más convocante del sur del Conurbano bonaerense. Como es tradición, lo organizó el Círculo Católico de Obreros local.
Miles de chicas y chicos. Miles de madres, padres, tías y tíos, abuelas y abuelos. Muchos colores esparcidos de arriba hacia abajo. Sonrisas multiplicadas por la ilusión. Emociones que se reflejaron en las caras y en los cuerpos de los inquietos niños que paseaban su esperanza desde la colmada calle Boedo hasta parte de la avenida Hipólito Yrigoyen. Todo para ver de cerca a los Reyes Magos.
La noche del lunes fue especial en Lomas de Zamora. Diferente, única pero a la vez repetida. Para algunos fue la enésima fiesta, para otros, la primera de varias por venir. Así se conformó desde hace 84 años un desfile que convoca, año tras año, a miles de lomenses que se movilizan de manera espontánea.
Los Reyes Magos comenzaron con su magia en el Hogar Pereyra, el Hogar de Ancianos San Roque, y el Hospital Luisa C. de Gandulfo, lugar histórico de vista a los chiquitos internados en el centro asistencial de salud más importante del distrito lomense. Allí dejaron juguetes y mucho amor.
Una vez en la intersección de las calles Laprida y Meeks, y ante la incesante sirena de las autobombas de los Bomberos Voluntarios de Lomas de Zamora, comenzaron a desfilar por la calle Carlos Pellegrini en un recorrido ante las miles de miradas, recogiendo cartas con pedidos de juguetes, paz y amor.
“Mi hijo más grande tiene 10 años y esta es la décima vez que viene. El que le sigue tiene 5 años y tampoco nunca faltó. Y hoy es la primera vez que viene el bebé de 8 meses. Es una fiesta increíble”, relató emocionada Silvina, una joven madre de 35 años, acompañada por su padre, entre la multitud.
Fue, aproximadamente, una hora y media de paso lento, a ritmo de reyes. A las 20.30 dieron inicio a la emocionante caravana, que incluyó malabaristas, músicos y bomberos voluntarios que acompañan a Melchor, Gaspar y Baltazar.
Se trata de una festividad que no tiene registros comparables en la región. Una movilización espontánea, propia del pueblo y que se transmite de generación en generación. Cuenta con más o con menos apoyo de la administración pública, según sea el caso y la disposición económica aunque su multitudinaria convocatoria lo convirtió en los últimos años en un atractivo lugar para los políticos.
Una vez llegada la caravana a la avenida Hipólito Yrigoyen, frente a la plaza Grigera, un escenario montado de frente al municipio, enalteció a los Reyes mientras los fuegos de artificios llenaban de luces el cielo lomense. Luego, recorrió una cuadra más para llegar al Círculo Católico de Obreros, en donde finalizó el espectáculo y se llevó los pedidos de los más chiquitos.
Junto a la caravana participaron funcionarios del municipio local -que colaboró con la organización del evento-; representantes de la Cámara de Comercio de Lomas de Zamora; e integrantes del Círculo.