Luis Emanuel Cao tenía 36 años y era vecino de Claypole, partido de Almirante Brown. El 7 de julio murió de covid luego de estar un mes internado. Su familia denuncia que recibió mala atención y fue discriminado por tener sobrepeso. Entre otras cosas, denunciaron que no había ambulancia para trasladarlo ni camas equipadas para su estado físico. Tampoco pudo ser velado dignamente porque en las casas de sepelios pedían el doble del presupuesto que saldría para una persona de una contextura física promedio.
Luis Emanuel Cao o “Lucho” como lo conocían todos, era padre de dos adolescentes. Trabajó muchos años en el Cottolengo Don Orione, de Claypole. Se había quedado sin trabajo y esa situación lo llevó a caer en una profunda depresión. Aunque, este último tiempo, estaba dedicado a su taller de joyería de acero quirúrgico que tenía en su casa, eso lo mantenía ocupado.
Luis murió con 200 kilos. La obesidad hizo que a lo largo de su vida tuviera muchas limitaciones y que se sintiera discriminado cada vez que iba a buscar un trabajo, al tomar un colectivo o cuando tenía que comprar ropa. Esa discriminación lo acompañó hasta el día de su muerte.
Este miércoles, al conocerse las cifras oficiales de las víctimas del coronavirus, la esposa de Luis relató en sus redes sociales cómo fueron sus últimos días. Todo comenzó el 31 de mayo cuando empezó a tener dificultad para respirar y su esposa llamó a una ambulancia del servicio que habían contratado porque Luis era asmático. La ambulancia llegó cerca de las 19.30 y el médico que lo atendió le dijo que por los síntomas que presentaba era Covid, pero no lo pudieron trasladar al hospital porque no tenían el equipo necesario.
“Como no le dieron una solución y me quedé preocupada fuimos al hospital Lucio Meléndez de Adrogué. Ahí nos dijeron que el hospital estaba colapsado, pero él se sentía tan mal que decidimos quedarnos. A las tres de la madrugada el médico de turno lo atendió y sin ningún tipo de estudio previo le dio oxígeno, una inyección intravenosa y nos volvimos a casa con un paf. Al otro día, lo llevé a un médico de manera privada y le recetaron un antibiótico”, explicó Anahí, esposa de la víctima, en diálogo con DiarioConurbano.com.
El 4 de junio Luis levantó fiebre y volvió al hospital de Adrogué. La médica que lo atendió le realizó algunos estudios y le diagnosticó covid positivo. “Lo atendieron y quedó internado. Ese día le hicieron todos los estudios que deberían haberle hecho el 31 de mayo y de ahí lo trasladaron al UPA N°5 de Longchamps. Todas las veces que lo trasladaban no me notificaban por qué lo hacían”, aseguró.
En la Unidad de Pronta Atención (UPA) N°5 de Longchamps, según contó Anahí, su esposo fue atendido “por un grupo de profesionales con muchísimo valor humano, pero la falta de recursos otra vez estuvo presente: no había camas adaptadas para personas con la característica de Luis en las unidades de terapia intensiva”.
El 18 de junio entró en coma inducido. “La neumonía seguía avanzando y su cuadro empeoró. Quería que lo rotaran, pero los médicos me decían que no se podía. Las condiciones en que estaba era injusto y hasta pensé en alquilar una cama para que estuviera mejor”, recordó su esposa.
Finalmente, el 7 de julio falleció y su familia tuvo que pasar por otra situación desagradable al no conseguir un lugar para su velatorio. “Las casas de sepelios nos pasaban un presupuesto de 150 mil pesos solo por el hecho de que mi marido era obeso. Con muchas idas y vueltas conseguimos un lugar, pero el cajón no entraba en el coche fúnebre y tuvo que ser trasladado en una ambulancia”, relató.
Las cenizas de “Lucho” como lo conocían todos quedarán depositadas en el Cottolengo Don Orione. “El va a descansar en el Cottolengo porque toda su vida trabajó ahí y nos conocimos en ese lugar. Ahora pedimos un sistema de salud que incluya a las personas con obesidad. Si bien la ley de obesidad todavía no salió, ojalá pronto tengamos una que garantice los recursos para que el sistema de salud sea de calidad para todos”, cerró.
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