Cuestionado por el kirchnerismo y con un Frente Renovador que resiste su llegada, Martín Insaurralde analiza un plan B, que dejaría para más adelante su intención de llegar a la Gobernación bonaerense. El intendente de Lomas de Zamora tiene casi decidido ir por la reelección en su pago chico, con partido vecinal y boleta corta. De concretarse, la decisión cambiaría algunos posicionamientos a nivel local, favoreciendo las expectativas de algunos actores y complicando las de otros.
Por Alejandro Córdoba
Después de la renuncia a su banca en Diputados, la pelea con el gobernador Daniel Scioli, los choques de algunos de sus dirigentes con otros de distintos sectores del kirchnerismo local y los cuestionamientos de dirigentes nacionales del oficialismo hacen imposible la continuidad de Insaurralde en el Frente para la Victoria. “Martín no tiene margen ni interés de quedarse con nosotros”, confía un dirigente del oficialismo lomense.
Si bien la posibilidad de su paso al Frente Renovador, los numerosos encuentros con Sergio Massa y al necesidad del ex intendente de Tigre de contar con un hombre de peso para la Gobernación parecían razones suficientes para el pase de MI al Frente Renovador, en las últimas semanas es posibilidad comenzó a complicarse seriamente.
A la resistencia de dirigentes con intenciones de ser candidatos en la Provincia como Darío Giustozzi, Felipe Solá y Mónica López, se sumó el desembarco de Francisco De Narváez en el massismo. Todo esto ha hecho analizar con cautela a Insaurralde su decisión de formar parte de la fuerza de Massa.
Insaurralde tenía en su mente un camino más allanado a su llegada en el Frente Renovador. La figura de De Narváez – casualmente potenciada en 2009 también por el conductor Marcelo Tinelli – no es un dato menor. El “Colorado” no llega al massimo para jugar apostar más abajo que por la Gobernación bonaerense.
En este panorama, MI ha comenzado a estudiar con mayor detenimiento una alternativa que nunca descartó: ir por la reelección en Lomas con un partido propio, vecinal, y con el riesgo de la boleta corta. “Así, no le va a deber favores a nadie ni se va a pelear con nadie”, se entusiasma un dirigente cercano al marido de Jéssica Cirio.
En esta jugada, el intendente tendría en mente continuar al frente del Municipio con acuerdos tanto con el massimo como con algunos sectores del kirchnerismo local. Estas alianzas serían imprescindibles ya que Insaurralde, de darse esta posibilidad, ganaría con un caudal de votos muy lejano al histórico 61 por ciento de 2011 y tampoco alcanzaría el 50 por ciento de 2013.
En el massimo local, la posibilidad es leída como algo positivo para esa fuerza. De concretarse, el Frente Renovador en Lomas tendría candidato propio, no del insaurraldismo, y fortalecería los vínculos con MI, mejorando su situación en el Concejo Deliberante.
Más compleja es la lectura que hacen dentro del insaurraldismo. Mientras los sectores más cautos con el pase de intendente al massimo – el secretario de Cultura y Comunicación, Federico Otermín, y el presidente del HCD, Santiago Carasatorre, entre otros – no parecen disgustados con la opción del partido vecinal, quienes jugaron fuerte para que MI salte al Frente Renovador comenzaron a preocuparse. Este último grupo está encabezado por el jefe de Gabinete, Guillermo Viñuales.
Es que el funcionario – uno de los principales ejecutores de las ideas de Insaurralde en Lomas – vería truncadas sus intenciones de llegar a la Intendencia. Y lo que es más doloroso aún: ya no podría aspirar a un cargo de mayor poder que el actual. A esto se le suma la resistencia del núcleo más duro del kirchnerismo local.
