A menos de 15 días del cierre de alianzas, las reuniones en Unión por para la Patria comienzan a multiplicarse en la provincia de Buenos Aires. Por ahora, hay una ruptura que no permite avanzar: la que protagonizan el gobernador Axel Kicillof y La Cámpora y sus espacios aliados. En este contexto difícil, crece la figura del intendente de Lomas de Zamora, Federico Otermín, como nexo entre el kirchnerismo y el axelismo.
Tanto Kicillof como Máximo Kirchner ya tienen decidido – a regañadientes – ir con sus espacios juntos en un mismo frente en las elecciones legislativas provinciales de setiembre, cuando se vote el recambio en la Legislatura y en los Concejos Deliberantes.
“Es una cuestión de estrategia, no ideológica, y menos doctrinaria. No hay diferencias ahí”, admitió un dirigente axelista.
La estrategia es el aspecto que Otermín tiene que negociar con los dos espacios para cerrar un acuerdo que evite una derrota ante la alianza entre La Libertad Avanza y el PRO.
Desde el espacio del gobernador insisten en que las listas seccionales deben estar encabezadas por los dirigentes que mejor midan y tengan más aceptación. Las candidaturas a concejales quedarían en manos de los intendentes peronistas.
La jugada no es inocente. En el axelismo, saben que La Cámpora es un bloque sólido que no achica su influencia pero que, a la vez, tiene escasas chances de agrandar el electorado del peronismo. La mirada está puesta en evitar una eventual candidatura de Máximo Kirchner a diputado provincial por la poderosa Tercera Sección Electoral, reemplazando a Cristina.
Por el lado del kirchnerismo duro, la postura es clara y se mantiene en el tiempo. El armado de la lista de la Tercera Sección Electoral debe quedar en sus manos ya que la candidata natural era Cristina y la condena en la causa Vialidad la imposibilita. En esa línea, entienden que el massismo debe manejar las listas de la Primera Sección – el norte del GBA -, mientras que le dejan las manos libres a Kicillof para elaborar las nóminas del resto de la Provincia.
La Cámpora sabe que la Tercera Sección Electoral – el sur del Conurbano – es el lugar más seguro para el peronismo de toda la Provincia, y que la Primera es donde sus aliados massistas pueden hacer una buena elección. En este contexto, en el resto de la Provincia, una victoria de Unión por la Patria tiene hoy posibilidades mínimas de darse.
Así están planteadas las estrategias de cada espacio. “Si hay un acuerdo en la forma de armar las listas, nadie va a sacar los pies del plato”, aseguró una dirigente kirchnerista, en referencia a los espacios de Juan Grabois y Guillermo Moreno.
En este contexto, la expectativa de los intendentes – necesitan un acuerdo macro para cerrar sus listas de candidatos locales – están puestas en que Federico Otermín actúe rápida y efectivamente.
El jefe comunal es casi el único dirigente de peso del kirchnerismo que el gobernador Kicillof acepta en una mesa de negociación.
Si bien parece haber una discreta predisposición a un acuerdo, el tiempo apremia y el peronismo necesita una cohesión sólida si pretende darle batalla la unión libertaria-macrista que amenaza con “pintar de violeta” toda la prvoncia.