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La inseguridad, el talón de Aquiles de los intendentes de la Región sur

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En el comienzo de un proceso electoral que promete discusiones en cada espacio y entre distintas fuerzas, las políticas para enfrentar el delito común serán un tema de agenda. Mientras los precandidatos kirchneristas, algo molestos, tendrán que abordar el tema desde la responsabilidad de ser oficialismo en muchos casos, en la oposición se plantean como pasar de la crítica a las propuestas concretas para un problema que se presenta estructural en el sur del Conurbano bonaerense.

Por Alejandro Córdoba

La campaña con vistas a 2015 se acelera al calor de las nuevas candidaturas. En el sur del Conurbano, los distintos dirigentes con intenciones de encabezar listas saben que un tema marcará la agenda: la inseguridad. La problemática es el talón de Aquiles de la mayoría de los oficialismos del Conurbano, con el agravante de no poder argumentar falta de medios ya que en muchos distritos la inversión en patrulleros, cámaras y efectivos ha si muy gran en los últimos dos años, con un particular apoyo. Sin embargo, el problema está vigente y atraviesa la agenda  pública y política.

Lomas de Zamora fue uno de los distritos que hizo punta en materia de inversión en seguridad pública. En consonancia con Tigre, el entonces intendente Martín Insaurralde instaló cámaras de seguridad en todos los barrios del distrito, creó un centro de monitoreo, incorporó personal de seguridad y numerosos patrulleros.

La decisión del Estado Municipal – con fondos nacionales – parecía acorde para empezar a solucionar problemas de inseguridad. Uno de los primeros baches en este tema fue la coordinación con la Policía Bonaerense y la Gendarmería que por 2011 se hacía presente en el Conurbano.

Los delitos siguieron creciendo particularmente en zonas periféricas como Ingeniero Budge, Fiorito, y Villa Centenario. Los vecinos, en tanto, comenzaron a autoconvocarse ante la crisis de los foros de seguridad.  En los reclamos, además del pedido de mayor cantidad de móviles (el cuestionamiento ha sido que los patrulleros no terminan de llegar en cantidad a muchos barrios, en contraposición con el centro de Lomas) estaba presente la denuncia de complicidad entre delincuentes y policías.

Mientras el Ejecutivo municipal – al igual que muchos otros de la Provincia – espera que la Policía Local solucione las cosas, el debate se ha trasladado al ámbito político, concretamente al Concejo Deliberante. Los ediles oficialistas no han podido evitar el tema y, en algunos casos como los Juan Francisco Navarro y Gabriel Giurliddo, han cuestionado la búsqueda de la solución solamente a través de la mayor cantidad de patrulleros y cámaras.

Así, el massismo logró que se aprobara un pedido para que retorne la Gendarmería al territorio lomense. Lo mismo ocurrió en Lanús, Echeverría y Almirante Brown. A esto se han sumado los constantes reclamos de seguridad que tienen como caja de resonancia el Deliberante y que encuentran incómodo al oficialismo y muy cómoda a la oposición, que sólo se encarga de acompañar el pedido.

En los últimos días, un insólito robo a la luz del día en un banco de Banfield y un homicidio con tintes mafiosos en la avenida Antártida Argentina, en Llavallol, han demostrado que la inseguridad no es un problema de la periferia.

Seguramente,  la seguridad pública será un punto importante de debate entre los candidatos del Frente para la Victoria que tendrá que enfrentar a un Frente Renovador que no ha titubeado demasiado en oponerse a cualquier reforma del Código Penal. Y aún más, algunos de sus referentes han reclamado un endurecimiento de la legislación para combatir la delincuencia.

En Lanús, se da una situación similar, tal vez con un agravante: la gestión de Darío Díaz Pérez ha tenido en la inseguridad un tema de constante desgaste no sólo local sino también nacional por la exposición de distintos casos.

De forma más tardía que en Lomas, en Lanús también se sumaron cámaras, un centro de monitoreo y más patrulleros. Pero la situación está lejos de aplacarse. “La situación en barrios como Villa Diamante y Villa Caraza es incontrolable. El nivel de robos violentos viene en aumento”, reconocen desde la Policía Bonaerense.

Los candidatos del Frente para la Victoria que competirán con Díaz Pérez buscarán un discurso distintos con propuestas concretas. La situación no les será fácil: deberán enfrentarse al Pro que pone como ejemplo a la Metropolitana y a un Frente Renovador que tiene en las críticas a la seguridad públicas uno de los pocos puntos de unión en medio de una despiadada interna.

Mientras que en Echeverría, el Frente Renovador le viene marcando la agenda en materia de seguridad a un alicaído oficialismo, en Almirante Brown hasta sectores de la oposición reconocen que Darío Giustozzi había logrado cierto control de la seguridad en los centros comerciales, que desde hace algunos meses se ha perdido.

La situación es compleja. A los hechos reales, se les suma la multiplicación de cada caso que realizan muchos medios. En el kirchnerismo, hay posturas enfrentadas pero no demasiadas ideas. En el massismo, en tanto, reconocen que la cómoda crítica actual deberá dejarle paso a la propuesta de medidas concretas si se propone gobernar más municipios en 2015. Hay algo en lo que todos coinciden,  aunque no todo lo reconozcan: más patrulleros, efectivos,  y cámaras no ha logrado solucionar el problema de la inseguridad.     

 

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