Los peritajes a la ropa de Nicol Chamorro, única detenida por el crimen y descuartizamiento del empresario Fernando Pérez Algaba, dieron negativo. El abogado defensor de la mujer trans pedirá que sea indagada nuevamente para, luego, reiterar el pedido de excarcelación.
“Las manchas que tenía en la ropa no se correspondían ni con sangre humana ni de un animal”, informaron fuentes judiciales a DiarioConurbano.com, en referencia a la ropa secuestrada a Chamorro.
El viernes último su abogado había asegurado que se trataba de una salsa ya que ella estaba cocinando cuando fue detenida en Fiorito, acusada de haber robado el bolso en el que apareció luego parte del cadáver de Pérez Algaba.
Los defensores de la imputada pedirán en las próximas horas que se le permita declarar ante el fiscal Marcelo Domínguez, de la UFI 5 de Lomas. Luego, pedirían su excarcelación.
Por otro lado, los investigadores determinaron que el teléfono celular del empresario Fernando Pérez Algaba, quien fue hallado descuartizado dentro de una valija arrojada a un arroyo de la localidad bonaerense de Ingeniero Budge, se activó por última vez en el partido de General Rodríguez el 18 de julio último, el mismo día en el que se encontró allí con dos examigos para cobrarles una deuda y horas antes de lo previsto para abordar un vuelo a Barcelona, España, informaron hoy fuentes judiciales.
Además, los investigadores levantaron dos muestras de la camioneta Range Rover Evoque blanca, en la que se movilizaba Pérez Algaba antes de ser asesinado, que ahora analizarán para ver si se trata de sangre y, en ese caso, si pertenece a la víctima.
«Lo último que tenemos es que se juntó con dos exsocios y examigos y que el teléfono celular registra su último movimiento ahí alrededor de las 18 horas», detalló a Télam un vocero judicial con acceso a la causa, al referirse al campo de General Rodríguez inspeccionado ayer por los investigadores, donde Pérez Algaba (41), apodado «Lechuga», mantuvo un encuentro el 18 de julio pasado con Nahuel Vargas y con Maximiliano Pilepich, un hombre vinculado al rubro de la construcción que le había prestado la camioneta Range Rover modelo 2012, que el empresario empleó para movilizarse los días previos a su asesinato.
Fue precisamente Pilepich quien el pasado viernes, casi una semana después del hallazgo de los restos de la víctima, entregó el rodado a la policía de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de Lomas de Zamora.
Esos dos hombres, al declarar días atrás como testigos en la causa por el homicidio que lleva adelante el fiscal 5 de Lomas de Zamora, Marcelo Domínguez, admitieron haberse encontrado con Pérez Algaba cerca de las 17.30 o 18 de ese martes 18 de julio para terminar de saldar una deuda de 150 mil dólares que habían contraído con él.
Según sus dichos, revelados por los pesquisas a Télam, «Lechuga» concurrió a bordo de esa camioneta hasta General Rodríguez, donde se encontró con Vargas y con Pilepich, que lo aguardaban en otro auto.
Allí, Pérez Algaba habría recibido 60 mil dólares de esa deuda -los otros 90 mil ya se los habían pagado en una escribanía de Castelar- y, tras ello, le devolvió la camioneta a Pilepich, que se retiró con Vargas del lugar, uno en cada vehículo.
Para los investigadores, lo que pasó luego es el gran enigma del relato de Vargas y de Pilepich, hasta ahora testigos en la causa.
Los dos hombres -quienes en febrero pasado habían denunciado tras un altercado a «Lechuga» por amenazas- aseguraron que el empresario les dijo que se quedaría esperando que alguien lo pasara a buscar, por lo cual se retiraron en la Range Rover.
Ese fue la última vez que Pérez Algaba fue visto con vida y que su teléfono celular se activó, añadieron los voceros, quienes no obstante aclararon que aún resta llevar adelante diversas diligencias y que no cuentan con evidencia suficiente que permita concretar nuevas detenciones en la causa, más allá de la de la mujer trans apresada por ser la dueña de la valija en la que fue hallado el cuerpo descuartizado del empresario.
En las últimas horas se sumó a la causa el testimonio de un amigo de Pérez Algaba, quien relató a los pesquisas que el empresario estaba acorralado por deudas y que el 19 de julio, un día después del encuentro de General Rodríguez, planeaba abordar un vuelo rumbo a Barcelona, España, dijeron las fuentes a Télam.
En tanto, esta mañana comenzaron los peritajes sobre la camioneta de Pilelich, en la cual los peritos hallaron dos manchas que ahora serán analizadas para intentar determinar si son hemáticas y, en ese caso, si pertenecen a Pérez Algaba.
Además, expertos en tecnología de la Policía de la Ciudad comenzaron a trabajar sobre la tablet del empresario descuartizado, que había sido secuestrada en el departamento que alquilaba en el partido de Ituzaingó.
Ayer, el juez de Garantías 4 de Lomas de Zamora, Sebastián Monelos, denegó la excarcelación de Chamorro y su eventual arresto domiciliario, solicitado por la defensa oficial por cuestiones de salud.
Chamorro, quien aún no declaró en la causa porque en su primera indagatoria optó por negarse, fue detenida porque los investigadores determinaron que la valija en la que fueron hallados algunos de los restos de Pérez Algaba estaba en su poder y había sido sustraída por ella a familiares suyos.
La desaparición del empresario fue denunciada por la dueña del departamento que éste le había alquilado en Ituzaingó de manera temporal entre el 12 y 19 de julio últimos, quien al no tener noticias suyas y no recibir respuesta a sus mensajes, decidió acudir a la policía.
Los voceros dijeron que de la autopsia surgió que Pérez Algaba fue ejecutado de dos disparos por la espalda y que fue descuartizado tras su muerte, añadieron las fuentes.
Los investigadores determinaron que «Lechuga» se dedicaba desde hacía años a la compra y venta de automóviles de alta gama, y que a tal fin en creó una empresa en estado de Florida, en la costa este de Estados Unidos.
No obstante, un informe financiero reveló que en la actualidad estaba calificado como un agente «irrecuperable» por sus deudas, principalmente de su empresa llamada Motors Lettuce S.R.L.
Además, establecieron que almacenaba numerosos mensajes y audios intimidatorios, la mayoría vinculados a deudas de dinero, entre ellas de Gustavo Iglesias, un presunto barrabrava de Boca Juniors de quien se conocieron al menos media docena de conversaciones telefónicas en las que le decía que le iba a «arrancar los ojos» y «cortar las manos».
Un investigador confió a Télam que hasta el 2020 Pérez Algaba era un empresario exitoso, que se dedicaba a la compra y venta de autos con buenos resultados, pero que tras la pandemia de coronavirus comenzó a realizar inversiones en criptomonedas y manejos financieros que lo llevaron a contraer deudas y ganarse enemigos.