El cuñado de Rafael Carlos Loira (49), el prefecto que fue brutalmente asesinado cuando hacía un reparto de la verdulería familiar y lo mataron para robarle en Fiorito, aseguró que los delincuentes son conocidos por distintos hechos delictivos en el barrio. Al respecto, el hombre pidió que se tomen medidas para prevenir la inseguridad en la zona.
El estremecedor hecho ocurrió el lunes 25 de marzo a las 22, cuando Rafael Carlos Loira se trasladaba en su camioneta Renault Duster y fue interceptado por delincuentes armados que se desplazaban en un Chevrolet Corsa gris por Ginebre y Mario Bravo, en Fiorito.
Los ladrones se bajaron del auto, le apuntaron y el prefecto intentó huir en su camioneta, pero no pudo hacerlo ya que le dispararon en varias oportunidades. Loira no estaba solo, había ido con un amigo.
“Murió como un delivery porque iba a repartir fruta y verdura del negocio de mi hermana”, relató a DiarioConurbano.com, Rubén Alfredo Silva, el cuñado de la víctima.
Loira murió como consecuencia de los balazos recibidos. En tanto, los ladrones escaparon sin concretar el robo.
“Cuando me enteré que le habían disparado, lo imaginaba apoyado en la pared o rengueando, pero cuando llegamos con mi hermana al lugar (del hecho), nos encontramos con mi cuñado agonizando, con una herida en la panza”, describió Silva, quien manifestó que la víctima era como un hermano.
“Lo conocía desde chico. Compartimos muchos momentos en familia, estamos devastados”, expresó.
La investigación está a cargo de la fiscal Carla Furingo, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 1 de Lomas de Zamora. Los ladrones ya habrían sido identificados y la Policía detuvo a tres sospechosos.
Tras una serie de allanamientos, fue detenido en La Cava, un hombre de 34 apodado “Pepo”, mientras que los otros dos son buscados intensamente.
“Con el fin de semana largo, no tuvimos respuesta de nadie. Estamos tratando de recabar información y ver si algún testigo puede decir algo más. Lo que sabemos es que son gente del barrio, que se los conoce por diferentes delitos”, contó Silva.
“Pepo”, como lo llamaban, era ayudante de la Prefectura Naval Argentina desde hacía 25 años. Su familia estaba conformada por su esposa Sonia Silva y sus dos hijos de 15 y 19 años.
“Ojalá nadie tenga que vivir lo que estamos viviendo nosotros. Les puedo asegurar que ni el aumento de la nafta, el gas, la luz, o cualquier cosa que le parezca caro, pueden tener comparación con la pérdida de un familiar. Daría todo lo que tengo por volver a estar con mi cuñado”, expresó.
Según el relato del hombre, “el auto Corsa hacía semanas que estaba cometiendo delitos”.
“Queremos prevención, porque si tenemos más seguridad podemos tomar mate en la vereda, sin tener que preocuparnos por los robos. En el Conurbano es impresionante el robo automotor que hay. Donde nosotros vivimos pasan los carros con partes de autos y las motos sin patentes”, remarcó.