Los investigadores del crimen del empresario Fernando Pérez Algaba establecieron que el microchip que posee su mascota, el perro bulldog entregado a la policía el pasado sábado, no posee geolocalización, por lo que no sirve para establecer cuáles fueron los últimos movimientos de la víctima, mientras que se prevé que mañana comiencen las pericias sobre las prendas de vestir de la única detenida como presunta partícipe del homicidio.
Fuentes judiciales confirmaron a Télam que el microchip colocado a «Cooper», el bulldog francés propiedad de Pérez Algaba (41), alias «Lechuga», que fue hallado abandonado el pasado viernes en el barrio porteño de Villa Lugano, «no posee ninguna geolocalización».
«Es un chip común que se usa en Estados Unidos, que casi todos los perros de raza tienen y que almacena su historia clínica», explicó a esta agencia un investigador.
Ahora, tras descargarse la información del dispositivo, la mascota será restituida al hermano de la víctima, Rodolfo Pérez Algaba, dijeron los informantes.
«Copper» fue hallado en la plaza Sudamericana, conocida como «El Ombú», ubicada sobre la avenida General Roca y Lisandro de la Torre, cercana al complejo de edificios de Villa Lugano 1 y 2, por una joven que caminaba por el lugar.
Tras su publicación en distintos grupos de la red social Facebook de búsqueda de perros, un amigo del empresario asesinado lo reconoció, fue a buscarlo y luego lo entregó en la sede de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de Lomas de Zamora.
Por otra parte, el fiscal Marcelo Domínguez, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 5 de Lomas de Zamora, aguarda los resultados de los peritajes que se realizarán mañana sobre prendas una remera y una campera secuestradas a Nicol Ámbar Chamorro, la mujer trans detenida en la causa, donde se detectaron algunas manchas que se investiga si son de sangre.
No obstante, su abogado, Marcelo Ponce, dijo a Télam que esas manchas son de salsa, ya que al ser apresada Chamorro estaba cocinando.
Por su parte, los pesquisas avanzan con el fin de esclarecer el crimen y manejan como principal hipótesis un ajuste de cuentas por deudas económicas que Pérez Algaba tenía con numerosas personas tanto por operaciones financieras vinculadas a la compra de criptomonedas como con su empresa dedicada a la compra venta de vehículos de alta gama.
Pero además de deber dinero, algunas personas le debían a él abultadas sumas en dólares y, según surge de la pesquisa, entre esos deudores estaban su examigo Nahuel Vargas y Maximiliano Pilepich, un hombre vinculado al rubro de la construcción que era dueño de la camioneta Land Rover Evoque 2012 blanca en la que Pérez Algaba se movilizó dos días previos a su desaparición y que el propio dueño entregó el pasado viernes a los investigadores del caso.
Según detallaron a Télam fuentes vinculadas a la causa, Vargas y Pilepich le debían a Pérez Algaba 150.000 dólares, 75.000 de los cuales le habían devuelto en una escribanía de Castelar, mientras que la suma restante supuestamente se la restituyeron durante un encuentro que mantuvieron los tres en un descampado de la localidad de General Rodríguez el 18 de julio, último día en que «Lechuga» fue visto con vida.
De la pesquisa surgió que ese día, Pérez Algaba y Vargas fueron juntos hasta General Rodríguez a bordo de la Land Rover blanca que Pilepich le había prestado cuando el empresario volvió de Estados Unidos.
Allí los dos se encontraron con Pilepich y el empresario, tras recibir el dinero que le debían, le regresó el rodado a su dueño y permaneció en el lugar a la espera de que alguien -según dijo- pasara a buscarlo.
Desde ese momento no se supo nada más de «Lechuga» hasta que su cuerpo descuartizado fue encontrado adentro de una valija roja y una mochila en un arroyo de la localidad bonaerense de Ingeniero Budge, partido de Lomas de Zamora.
La desaparición de Pérez Algaba fue denunciada por la dueña del departamento que éste le había alquilado de manera temporal entre el 12 y 19 19 de julio últimos, quien al no tener noticias suyas y no recibir respuesta a sus mensajes, decidió acudir a la policía.
Los voceros dijeron que de la autopsia surgió que Pérez Algaba fue ejecutado de dos disparos por la espalda y que fue descuartizado tras su muerte y que también presentaba en la espalda una lesión cortante post mortem, añadieron las fuentes.
Luego de certificarse que los restos pertenecían a Pérez Algaba, los pesquisas apresaron a Chamorro, quien fue la última persona que tuvo en su poder la valija donde estaban las extremidades seccionadas.
A esa persona se llegó en base al testimonio de sus hermanos, cuyos documentos estaban en la valija junto a los restos.