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Crimen del diácono de Temperley: Piden 26 años de prisión para los acusados

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La fiscal de Lomas de Zamora Viviana Giorgi pidió este martes 26 años de prisión para dos jóvenes acusados por el crimen del diácono Guillermo Luquin, asesinado en 2019 en su casa de Villa Galicia, en Temperley.

La fiscal pidió en su alegato 26 años de prisión para Roberto Javier Céspedes (22) y Leonel Iván Martínez (23) por los delitos de “homicidio en concurso real con robo agravado con el empleo de arma”. En tanto, los defensores solicitaron la absolución y los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 3 pasaron a un cuarto intermedio hasta el 8 de noviembre, a las 11 horas, cuando se conocerá el veredicto y, en su caso, la sentencia.

En su alegato la fiscalía se valió de la declaración que el acusado realizó en la etapa de instrucción y donde reconoció que el 9 de junio de 2019, alrededor de las 23.50, ingresó con su pareja Leonel Iván Martínez a la vivienda de Guillermo Luquin, ubicada en Bombero Ariño al 800, en Temperley, donde la víctima les invitó una gaseosa mientras conversaban de trabajo, y luego ingresó «voluntariamente» en la habitación del hombre.

Luquin era diácono en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, ubicada en Lomas Oeste y conocía a los imputados porque vivían en el mismo barrio.

Según la fiscalía, se confirmó que “Céspedes tuvo contacto físico con algunos de los elementos como las copas de vidrio, las llaves del interruptor de luz de la habitación, y el cuerpo del velador utilizado para golpear a Luquin. En relación con este último elemento, también se obtuvo el ADN de Martínez”.

De acuerdo a la reconstrucción de la fiscal, la víctima fue sorprendida en la cama de su habitación. El cuerpo de la víctima presentaba lesiones a nivel anal compatibles con una relación consentida o un juego sexual en momentos previos a la muerte.

“Como pruebas fehacientes de que existió un acto sexual consentido en esa habitación y previo al ataque que sufrió la víctima, se halló semen que el propio Céspedes reconoció que correspondía a la víctima y una media que se encontraba debajo de la cama, olvidada en el momento de los hechos por algunos de los agresores”, explicó Giorgi.

Cabe recordar que uno de ellos, en un video, declaró que habían sido víctimas de un intento de abuso por parte de Luquin y que, en ese marco, se habían defendido. No obstante, para la representante del Ministerio Público lo que hubo fue “una agresión contra la víctima y no una lucha”.

“Los imputados eran dos contra una persona que por su contextuara física no ofreció mayor resistencia”, señaló.

Y agregó: “No fue solo un golpe en el cráneo, sino que fueron muchos y con distintos elementos, también fueron golpes de puño que dejaron distintos hematomas. Con estos golpes la víctima quedó casi imposibilitada de defenderse. Esto deja en claro que Céspedes contó una historia distinta: en donde la víctima se levantó, apareció con un cuchillo en la mano, y que quiso someterlo. Queda claro que quien tomó el cuchillo de la cocina no fue la víctima”.

Asimismo, afirmó que tras el hecho Céspedes y Martínez estuvieron “deambulando juntos”, previo a haber quemado la ropa que tenían en el momento del hecho y de haber arrojado sus teléfonos y recordó que los dos sujetos escaparon con el teléfono celular, la billetera y una vajilla de la víctima.

La defensa

La defensora oficial que representa a Céspedes, María Celeste Vázquez, requirió a los jueces la absolución por los dos hechos que se les imputa.

Respecto al delito de robo, Vásquez, manifestó que cuando los familiares del diácono advirtieron lo ocurrido las puertas del domicilio estaban abiertas y cualquier persona que pasara por la calle o haya ingresado al lugar previo a los procedimientos periciales -SAME, familiares, amigo, policías- “pudo haberse llevado algunos de los elementos faltantes”.

Por otro lado, aseguró que Céspedes fue víctima de una agresión por parte de Luquin y que se defendió. Luego analizó que en el caso del homicidio corresponde la absolución por aplicación del artículo 34 inciso 6 ante una agresión ilegítima.

Por su parte, Damián Ortigoza, defensor de Martínez, pidió a los jueces Luis Gabián, Marcelo Dellature y Claudio Fernández que al momento de dictar un veredicto sea absolutorio para ambos delitos. En tanto, para el caso de que el tribunal entienda que participó del homicidio solicitó que se aplique una pena mínima.

En sintonía con la defensora de Céspedes, Ortigoza argumentó que ingresaron “muchas personas” a la escena del crimen y que “cualquiera” se podría haber llevado algunos de los elementos personales de la víctima.

Últimas palabras

En sus últimas palabras antes de que los jueces den a conocer su veredicto, Martínez, expresó: “Yo no soy ni chorro ni asesino. Todo lo que conseguí fue trabajando. No participé de la muerte del señor ni lo conocía”.

Por su parte, Céspedes, manifestó: “No se encuentra acreditado en la presente causa que más allá de haber reconocido mi presencia en el lugar de los hechos me haya apoderado ilegítimamente de los bienes que la señora fiscal pretende sostener”.                                                                                                                                                     


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