Por Soledad Arréguez Manozzo (*). El avance de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación provocó una profunda transformación en el quehacer periodístico, a partir de la emergencia de nuevos lenguajes, herramientas, soportes y dispositivos. Con la aparición y la expansión de Internet, esta metamorfosis, de la cual nació el ciberperiodismo, impuso nuevas formas de producción y distribución de contenidos en el entorno digital. El periodismo enfrenta varios desafíos, aunque también se presentan un sinfín de oportunidades.
Desde el primer medio online, a principio de los 90, las empresas periodísticas en Argentina adaptaron poco a poco los contenidos de “papel” a los “nuevos medios”, caracterizados por la interactividad, la hipertextualidad, la actualización constante y la multimedialidad. La web 2.0 provocó un nuevo modo de presentar historias, que prioriza los textos claros y breves, el uso de la pirámide invertida, el material multimedia y, sobre todo, una propuesta de lectura no lineal de la información a partir del uso de enlaces. También exige velocidad, aunque no debe ser en detrimento del buen periodismo.
La web brinda la oportunidad de contar historias que antes no cabían en 60 líneas de papel, de trabajar con un gran caudal de datos, de utilizar drones, de fusionar géneros y hasta producir experiencias inmersivas. Los periodistas tendríamos que utilizar todas las propiedades de la red para presentar noticias no sólo atractivas sino relevantes para los lectores.
Estamos viviendo además una transición hacia nuevos soportes e interfaces. El periodismo en línea se enfrenta a una nueva reestructuración a partir del uso masivo de dispositivos móviles como los teléfonos inteligentes. La producción y distribución de noticias implica también pensar otro modo de presentar un hecho noticioso con menos caracteres sin perder calidad en los contenidos.
Frente a este escenario complejo, uno de los grandes desafíos es la búsqueda por el lector, que es bombardeado por miles de informes, videos y tweets. Entender a la audiencia pareciera ser la clave del éxito: personalizar los contenidos y ofrecerle a los usuarios una mejor experiencia en el sitio.
Otro de los retos es la multitarea a la cual se ve enfrentado el periodista digital que muchas veces debe ocuparse no sólo del texto sino de las imágenes, audios y videos. Los comunicadores debiéramos darnos un debate en torno a las nuevas exigencias del oficio, que hoy se presentan en redacciones integradas y trabajadores precarizados. Las empresas periodísticas deberían capacitar a sus trabajadores y mejorar su paga de acuerdo a sus nuevos saberes.
Sin duda, estamos frente a un rediseño de la profesión, que hoy requiere de nuevas destrezas, capacidades y saberes para presentar historias que se destaquen en el océano de Internet. Sin embargo, hacer buen periodismo no depende de las herramientas tecnológicas que se dispongan sino de los criterios, el enfoque y el tratamiento de la información que hagan los comunicadores. Al igual que los periodistas analógicos, el desafío para los periodistas digitales sigue siendo contar buenas historias. Lo que cambia es el soporte, el entorno y la inmediatez del relato.
(*) Soledad Arréguez Manozzo – Periodista, especializada en Comunicación Digital. Docente investigadora de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ). Editora en Agencia AUNO.