Por Claudio Morell (*) Finaliza el 2020, un año que quedará marcado en la historia de la Argentina y del mundo debido a la pandemia del Covid-19, con la que cada país pelea de distintas formas, en algunos con resultados relativamente positivos, y en otros, nefastos.
En lo que respecta a nuestro país, el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández ganaron las elecciones en 2019 con un proyecto que se asentó en la urgencia de combatir la pobreza y el desempleo cada vez más crecientes como consecuencia de cuatro años de gobierno macrista, que se puso al servicio de la derecha neoliberal a costa de los sectores populares.
Al asumir Alberto, esa propuesta empezaba a ponerse en marcha, con todas las dificultades que imaginábamos que habría, pero siempre con el acompañamiento de las distintas organizaciones sociales, barriales y espacios políticos que tuvieron un rol activo en la militancia para lograr la unidad y conformar el Frente de Todos.
El coronavirus, sin dudas, complicó las cosas, y el Gobierno tuvo que destinar el mayor esfuerzo y los recursos al sistema sanitario, a sabiendas de que Cambiemos había quitado por decreto el Ministerio de Salud de la Nación. Estaríamos viviendo una catástrofe si hubiera sido Mauricio Macri quien gobernaba en este contexto.
Es sabido que la concentración económica lleva a la concentración política nacional, provincial y municipal. En ese sentido, es necesario tener en cuenta, por un lado, que a la derecha en la Argentina la legitiman los espacios de poder y los medios de comunicación concentrados, y por el otro, que hay que implementar políticas de redistribución de la riqueza para que esos espacios de poder no sigan amasando fortunas a costa del pueblo.
Por esta razón, tal como lo soñó y lo llevó a cabo Néstor Kirchner, necesitamos triplicar los espacios de participación política, de participación ciudadana, de democratizar las instituciones para ampliar la base de legitimidad de la democracia.
Pero para lograr este objetivo, teniendo en cuenta el año electoral que se avecina, es necesario que continúen celebrándose las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO).
Es importante mantener la ley de las PASO, que impulsó el propio Néstor, y no cambiarla a diez días de que termine el año para beneficio de unos pocos. De lo contrario, muchos espacios quedarían sin la posibilidad de visibilizar iniciativas que abran el abanico a la participación ciudadana y la representación democrática.
Por lo pronto, hasta que la vacuna llegue y retorne la esperanza a la sociedad, tenemos que seguir acompañando al gobierno con la implementación de todos los protocolos de cuidados y distanciamiento social, tal como lo hacemos en las diferentes actividades de la vida económica, social y política. Debemos aprovechar el proceso electoral para fijar más y mejores criterios y hábitos de cuidado y responsabilidades.
(*) Subsecretario de Participación y Capacitación Popular del Municipio de Lomas de Zamora, referente de Unidos y Organizados Provincia de Buenos Aires)