Por Paola Rezano (*). A Lucia Pérez la mataron dos veces, como lo sostiene el documento firmado por numerosas organizaciones y referentas de todo el país.
La mataron sus femicidas aquel 8 de octubre de 2016 cuando la drogaron, abusaron sexualmente de ella y luego la abandonaron en una unidad sanitaria de la ciudad de Mar del Plata. La volvieron a matar, hace unos días, los tres jueces varones integrantes del Tribunal Oral N°1 en lo Criminal Facundo Gómez Urso, Aldo Carnevale y Pablo Viñas emitiendo un fallo que condenó a 8 años de prisión a Matías Farías y Juan Pablo Offidani sólo por el delito de venta de estupefacientes y considerando que no hubo femicidio. En tanto, Alejandro Maciel, el tercer imputado, fue absuelto de todos los cargos. Como dijo el papa de Lucia luego de escuchar el fallo “¿La muerte de mi hija va de regalo?”
El femicidio de Lucia, de 16 años, generó bronca e indignación y motivó el primer paro nacional de mujeres que se realizó allá por octubre de 2016. Miles y miles salimos a las calles a alzar nuestras voces ante el recrudecimiento diario de la violencia machista en nuestro país. Como decimos las feministas: fuimos las mujeres las primeras en realizarle un paro a este gobierno de hambre y represión. Y lo hicimos, y lo hacemos, hartas de que nos maten y de que el Estado siga mirando para otro lado: la Justicia avalando el patriarcado y reproduciéndolo y el ejecutivo nacional reduciendo el presupuesto para los programas y políticas públicas que tendrían que cuidarnos y fortalecer nuestros derechos.
Leer la sentencia y los fundamentos que dieron origen al fallo unánime de los 3 jueces antes mencionados, es leer la mirada machista y misógina de la justicia argentina. En los fundamentos dados abundan los detalles de la vida personal de Lucia (incluidas sus conversaciones a través del chat con sus amigas y amigos), como si eso fuese justificativo suficiente para avalar su femicidio. Incluso, sostienen que como uno de los acusados había comprado una “cindor y medialunas” es evidente que las relaciones sexuales que iba a mantener con Lucia fueron consentidas y que no hubo abuso ni coacción.
Es una sentencia plagada de estereotipos sexistas y discriminatorios sobre la vida de Lucia y carece profundamente de perspectiva de género. Es una sentencia que se ríe en la cara de todas las mujeres, de todas las niñas y las adolescentes y que habilita que cualquiera nos abuse, nos mate, nos drogue sabiendo que luego lo más probable es que sea absuelto y siga impune. Es una vergüenza para nuestro país y nos pone en riesgo.
Como sostiene el comunicado del colectivo Ni Una Menos: “…Quieren decirnos que su vida no cuenta, que las relaciones de poder que son la base de la violencia machista no existen, que el enorme movimiento feminista que llevó su sonrisa como bandera de lucha a todos los rincones del país tiene que callarse. No lo vamos a hacer, nosotres no perdonamos, no olvidamos, no nos reconciliamos. Fue femicidio.”
Por Lucia, por vos, por nosotras: no nos quedemos calladas, no dejemos que sigan avanzando sobre nuestros derechos. En las calles debemos seguir gritando bien fuerte:
NI UNA MENOS
VIVAS Y LIBRES NOS QUEREMOS
(*) Concejal (mc) Lanús. Referente Mujeres del Sur y Frente de Géneros UyO.