En la última jornada de presentación de testigos, el ex árbitro de fútbol, Pablo Lunati, declaró en el juicio oral y público por la Masacre de Wilde que se desarrolla en los Tribunales de Lomas de Zamora. El polémico referí era el dueño de la remisería de donde partió uno de los autos que terminó acribillado por los integrantes de la ex Brigada de Investigaciones de Lanús que son hoy juzgados.
La Masacre de Wilde ocurrió el 10 de enero de 1994 y en ella fueron acribillados por balas policiales cuatro hombres que se movilizaban en dos autos. Por el caso, son juzgados siete ex policías de la entonces Brigada de Investigaciones de Lanús. Las víctima fueron Edgardo Cicutin, Norberto Corbo, Gustavo Mendoza y Enrique Bielsa.
En el banquillo de los acusados, de espaldas al público, están sentados Osvaldo Lorenzón, alias “El Pollo” (69), Eduardo Gómez (61), Roberto Mantel (65), Pablo Dudek (76), Julio Gatto (56), Marcelo Valenga (59) y Marcos Rodríguez(59), quien estuvo prófugo hasta el 2014.
Lunati declaró ante el TOC 3 de Lomas de Zamora en forma virtual a través de la Plataforma Teams y manifestó llamativos olvidos a lo largo de su testimonio.
El ex árbitro era propietario de la Remisería “Su Destino”, ubicada en Rodríguez Peña y Neuquén, en Santos Lugares. Desde allí partió, el 10 de enero de 1994, Norberto Corbo en su Peugeot 505 para llevar a dos pasajeros – Gustavo Mendoza y Enrique Bielsa – hasta Wilde.
“Norberto era un muy buen tipo, un tipazo. Nuestra relación era un poco más que laboral, era casi de amistad”, explicó Lunati, quien no recordó que había prestado declaración en la instrucción ni tampoco pudo precisar ni siquiera el año y la razón por la que cerró su remisería.
“No recuerdo”, fue la respuesta que más veces se le escuchó al ex árbitro, quien no fue interrogado por ninguna de las defensas.
También dijo no conocer a Bielsa y a Mendoza, ni recordar si, tras el hecho de Wilde, había recibido amenazas en su remisería tal como declaró, preocupado, tres días después de la Masacre de Wilde, el 13 de enero de1994, ante la jueza Silvia González.
Sobre la Masacre, sólo dijo que “para los que estábamos en la remisería no fue algo fácil. Todos quedaron shockeados”.
Lunati dejó claro que nunca había visto a Norberto Corbo con un arma ni lo consideraba capaz de portar una. Esta respuesta conformó al abogado Gustavo Romano Duffau ya que rebate una de la hipótesis que intentan sostener los defensores: que el remisero era parte de una banda delictiva junto a Bielsa y Mendoza y que se tirotearon con los policías de civil de la ex Brigada de Lanús.
Luego, cuando se aprestaba a declarar el secretario del Programa de Relevamiento y Destrucción de Expedientes de la Suprema Corte bonaerense, Germán Giudice, el fiscal Jorge Betini hizo un planteo de oposición a ese testimonio al que, tras un cuarto intermedio, el TOC 3 hizo lugar.
EL TESTIMONIO DE OTRO ACUSADO
A partir de allí, las partes anunciaron la introducción de las últimas pruebas y testimonios por lectura. La defensa del ex policía Marcos Ariel Rodríguez sufrió un golpe: el tribunal no le permitió incorporar un informe de un perito caligráfico privado que concluía que al imputado le habían falsificado la firma y que nunca había estado detenido por la Masacre, algo que había asegurado la semana pasado, cuando se decidió a declarar.
La próxima audiencia fue fijada para este jueves. Sería la oportunidad en que las defensas expresen que testimonios se incorporan “por lectura”. En general, se trata de testigos que – a 28 años de los hechos – murieron y se consideran importantes sus testimonios, por lo que se pide al tribunal que tome en cuenta sus dichos en la instrucción de la causa.
Finalmente, en lo que sería la última audiencia previa a los alegatos pidió declarar el ex policía e imputado en esta causa, Marcelo Valenga.
