Daniel Lagostena, el único imputado de matar a su pareja Érica Soriano, desaparecida desde 2010, volvió a ser detenido en su vivienda de Lanús, este domingo por la madrugada, por orden del juez de Garantías 8 de Lomas de Zamora, Gabriel Vitale. El acusado estaba desde hacía casi 4 años en libertad. Investigan si hicieron desparecer el cuerpo de la joven a través de una cremación ilegal.
El magistrado hizo lugar a un pedido del fiscal Gerardo Loureyro y Lagostena quedó detenido por “homicidio y aborto en contexto de violencia de género”. El imputado será indagado este lunes. Para avanzar en la investigación Vitale y el fiscal debieron cambiar a los investigadores al comprobar que existían “filtraciones” en la información de datos claves del caso.
En la orden detención, el juez y el fiscal sostuvieron que no hay pruebas que la joven esté desaparecida y se inclinan por la hipótesis de un homicidio y desaparición posterior del cuerpo en la que habría estado directamente involucrado quien era su pareja.
Fuentes judiciales indicaron a DiarioConurbano.com que la decisión de Vitale se debió a un fuerte giro en la investigación y a la incorporación de nuevas y claves pruebas que vuelven a involucrar a Lagostena en el hecho.
La decisión del magistrado y el fiscal se contrapone con el criterio de los camaristas que lo liberaron por lo que se espera una dura batalla judicial.
El 21 de agosto del 2010 despareció Érica Soriano, cuatro años después no hay ningún rastro ni pista sobre el paradero de la mujer que por entonces tenía 30 años y estaba embarazada de dos meses y medio.
Érica, también es madre de Flor, hoy de 15 años, producto de un matrimonio anterior al de Lagostena, quien es el único imputado en la causa y estaba en libertad por una decisión de la sala III de la Cámara de Apelaciones de Lomas de Zamora, en una cuestionada decisión.
La detención fue efectuada la madrugada de este sábado en la vivienda de Daniel Lagostena, ubicada en Lanús Oeste. El operativo fue realizado por el Grupo Elite de la Policía de la Provincia de Buenos Aires.
Esta nueva detención se contrapone a la resolución de la Sala II de Cámara de Apelaciones y Garantias en lo Penal que ordenó la libertad de Lagostena anulando todo lo actuado en dos oportunidades. El imputado se encontraba en libertad desde diciembre de 2012.
En aquel momento la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal de Lomas de Zamora, sostuvo que no habiéndose encontrado en el cuerpo no podría determinarse que Erica Soriano estuviera muerta, que faltaban pruebas para determinar el fallecimiento o los medios utilizados para matarla o la responsabilidad de la pareja Daniel Lagostena en el hecho.
Cuando la investigación parecía caer el olvido, en silencio, el fiscal Gerardo Loureyro y el juez de Garantías Gabriel Vitale realizaron un cambio total del personal policial que estaba llevando adelante la investigación, debido a algunas filtraciones de información que habían detectado en la misma.
El cambio de investigadores – confiaron las fuentes judiciales consultadas – permitió incorporar elementos trascendentales a la causa.
Se determinó, en esta nueva etapa de la investigación, se determinó que el 20 de agosto de 2010 Érica Soriano arregló con su pareja, Daniel Lagostena, el encuentro para la consulta con el médico ginecólogo por al embarazo de escasos meses que gestaba. Luego de esa consulta, la víctima intercambió mensajes de texto con una amiga relatando la consulta con el médico.
A las 22.13, recibió un llamado de otra amiga a la cual le trasmite el contenido de la consulta con el médico y el hartazgo de la relación, si bien se encontraba con Lagostena.
“La pareja se dirigía a su domicilio en Lanús, pero en el domicilio ya se encontraba una persona no identificada al día de la fecha, quien utiliza el teléfono de línea, realizando una llamada en el horario de 22.01. Este dato objetivo incorpora, un elemento valioso en el analisis integral de la prueba: otra persona en la escena de la desaparición”, subrayaron fuentes ligadas a la investigación a este portal.
Una conversación telefónica que realiza Érica Soriano con su amiga mientras se dirigían al domicilio de Lanús en compañía de su pareja es el último contacto de Erica Soriano con vida.
Los investigadores determinaron que más tarde, Lagostena comenzó a realizar intercambios de texto desde su domicilio con un sobrino. Más extraño aún resultaron las comunicaciones a través de mensajes de texto en horas de la madrugada del 21 de agosto de 2010.
La madre de Érica Soriano había declarado que al otro día los celulares de su hija y su pareja estaban encendidos pero no atendían. Tampoco respondía nadie en el teléfono de línea. “Lagostena nunca dejaba su celular”, subrayó la mujer en su declaración.
Entre los elementos incorporados en la causa y que abonan la acusación contra Lagostena aparecen cinco llamados desde el teléfono de Érica el 21 de agosto por la mañana para escuchar los mensajes de voz de ese teléfono y del de línea que de la vivienda que compartían la víctima y el acusado.
En la nueva etapa investigativa, se hizo hincapié en los notorios cambios de conducta de Lagostena – en especial en el uso de las comunicaciones – poco después de la desaparición de la joven.
Cabe recordar que Lagostena atendió a la madre de Érica por la tarde del 21 de agosto y argumentó que no había atendido el teléfono porque “estaba trabajando en el techo”, y qué Érica se había ido de la casa tras una discusión. Ante la preocupación de Ester Soriano por su hija, el ahora detenido le respondió: “Bueno, se habrá perdido”.
Más tarde, se halló la ropa de Érica en la vivienda de Lagostena pero no su teléfono, usado tras su desaparición. En el lugar se “levantaron” elementos para extraer un ADN que dio como correspondiente a una mujer. En tanto, se determinó que en la mesa ratona de la vivienda habían sido lavadas manchas de sangre.
“Esto es congruente con la declaración de una testigo de identidad reservada que declaro que el día del hecho Daniel y Érica discutieron y por tal motivo le pego un ´sopapo´. Ella cayó y se golpeó la cabeza contra una mesada´”, indicaron los investigadores.
La relación de la víctima y el imputado estaba en un punto crítico y el hombre efectuaba una violencia psicológica y física contra Erica. “Ese carácter controlador y obsesivo se modificó a partir de la desaparición de Érica Soriano, ya que Daniel Lagostena no intentó volver a comunicarse con su ex pareja Érica Soriano, ya que el tráfico de llamadas es cero”, sostuvieron las fuentes consultadas por este portal.
CUATRO TELÉFONOS
Si bien Lagostena siempre mostró y dijo tener un teléfono celular, en realidad tenía cuatro teléfonos móviles activos. “Uno de ellos era usado sólo para realizar consultas de carga de saldo y/o depósito de mensajes. Sin embargo, el 20 de agosto del 2010 comienza a recibir llamadas telefónicas a partir de las 21, provenientes del teléfono de otra mujer de Lanús”, precisaron los encargados de la nueva investigación del caso.
Desde 2008 hasta la desaparición de Érica, el teléfono nunca había sufrido cambios. Desde lo ocurrido, Lagostena le cambió varias veces el chip y la carcaza al celular, lo que resultó por lo menos sospechoso para los investigadores.
La causa ha quedado calificada por el juez de Garantias como “homicidio y aborto en contexto de violencia familiar”. La investigación ha estado cuestionada por no haberse dado con el paradero de Erica Soriano ni tampoco haberse hallado sus restos mortales.
No obstante ello, el fiscal y Vitale consideran que no se puede afirmar simplemente que Érica Soriano, se encuentra “desaparecida”.
“Debe contextualizarse el hecho, como así también la conexión entre los indicios y elementos probatorios que integran la investigación. Pues los hechos de violencia familiar y/o contra la mujer, no pueden ser investigados como si fueran delitos comunes y sin características específicas. De los testimonios recolectados, dan cuenta de la forma en que se desenvolvía la relación entre Érica y Daniel Lagostena. Todos ellos manifestaron el temperamento extremadamente controlador del Sujeto destacando que debía acreditar fotos de las personas que la acompañaban en momentos que no estaba su pareja, o exhibir el horario del boleto para demostrar los tiempos de regreso a su casa. Asimismo, la relación estaba atravesando una fuerte crisis, cuestión que fue confirmada por varias declaraciones testimoniales, entre otros problemas por los impedimentos de contacto entre Érica y su hija Por ello, manifiestamente se expone la intención de mudarse en cercanías de su familia y la posibilidad de reconstruir el vínculo con su hija”, sostuvieron Vitale y Loureyro en los fundamentos de la orden de detención.
Y añadieron: “Desde ese último contacto han transcurrido más de seis años, no pudiendo presumir que la misma se haya sustraído por sus propios medios de todo su entorno. Su amplio núcleo familiar y social, que comprendía a su madre sus hermanos, su hija Florencia Sauco, su embarazo, el trabajo fijo y el fluido trato con sus amistades contraponen la idea del abandono. No resulta razonable suponer que una persona con sus características, se sustraiga de su ámbito familiar, o que haya renunciado a todos sus derechos personalisímos, de identidad, de matria potestad, derechos patrimoniales y sucesorios. En el mismo sentido, no se registró ninguna operación con tarjetas de crédito, bancaria, ni de ningún otro tipo a nombre de la misma. En más de cinco años de investigación no se ha podido corroborar que Erica Soriano, haya salido con vida de la vivienda que compartia con Daniel Lagostena”.
Además, Vitale y Loureyro plantearon una visión diametralmente opuesta a la de la sala III de la Cámara de Apelaciones de Lomas de Zamora, al señalar que “el hecho de no haberse hallado el cuerpo de Soriano, no implica la imposibilidad de probar su muerte, pues de acuerdo con la incipiente Jurisprudencia que acredito de la Corte Suprema de Justicia y diferentes fallos de la Provincia de Buenos Aires, el fallecimiento puede (debe) ser acreditado por otros elementos probatorios. Caso contrario, la ausencia del cadáver estaría a favor de las personas que arbitren los medios para lograrlo”.
A la vez que aseguraron que la soledad de Lagostena y Soriano en la casa del primero “representó la oportunidad para cometer el hecho y el ámbito propicio para aguardar la ayuda de su entorno, relacionado y probado del ámbito de casas de sepelios y crematorios”.
Y resaltaron: “el cuerpo no es el único elemento del delito en el homicidio sino, que constituye uno de los tantos medios de comprobación del hecho. La desaparición de Érica Soriano es un elemento más que se debe valorar para acreditar el contexto de violencia de género que padecía respecto de su pareja Daniel Lagostena”.
“La prueba existente no puede analizarse individualmente, debe contraponer en un marco de integralidad, por ello es importante las declaraciones de las tres ex parejas de Daniel Lagostena, (una de ellas amenazada por el para que no declare en su contra) que describen la situacion de violencia extrema que padecieron durante sus relaciones”, finalizaron Vitale y Loureyro.