Los adolescentes tenían 17 años y fueron asesinados a balazos en abril de 2013, cerca del boliche Petrus en el barrio Olimpo, en Lomas de Zamora. La semana pasada el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 9 empezó a juzgar a Nicolás Ayala y Jonathan Enríquez, pero en la última jornada de debate, la defensora de uno de los acusados impidió que declaren dos testigos claves. Este lunes se reanudará la audiencia oral y pública.
Por Mabel Cáceres
Ezequiel Galarza y Johanna García no se conocían. El 1° de abril de 2013 los jóvenes fueron a divertirse al boliche Petrus, cada uno con su grupo de amigos, cuando un auto que se desplazaba por el lugar empezó a los tiros. Ezequiel y Johanna fueron heridos gravemente, y quedaron tendidos en el lugar, mientras los agresores escapaban de allí.
Las víctimas fueron socorridas de inmediato por sus amigos, que lo trasladaron en remise hasta el Hospital Alende, de Ingeniero Budge, donde perdieron sus vidas.
A una semana del inicio del juicio en los Tribunales de Lomas de Zamora, los familiares de las víctimas en diálogo con Diarioconurbano.com recordaron a los jóvenes y volvieron a pedir justicia por Ezequiel y Johanna.
“Pido a los jueces que se pongan en mi lugar, acá lo único que pedimos es justicia por Ezequiel y Johanna, que son mis dos ángeles, para que ellos puedan descansar en paz. Estuvieron en un lugar equivocado”, expresó Vilma Corcilli, mamá de Ezequiel.
Y agregó: “Hasta que no escuche la sentencia, no voy a respirar. Si ellos hicieron una macana, como dijeron en el juicio, que se hagan cargo porque nadie les mando a salir con un revolver en un auto. Porque si la justicia los deja libre, van a seguir matando chicos, total la justicia los larga. Y no es así, porque acá en el Olimpo, hay muchos chicos buenos, chicos laburadores, chicos estudiosos, porque hay chicos buenos todavía”.
Corcilli contó a este portal que Ezequiel jugaba al fútbol en la cuarta división del Club Lugano, también jugó en Los Andes, y otros clubes. “A Ezequiel le gustaba el fútbol, el fútbol era su vida. El era arquero, y dos por tres, se quebraba los dedos”, recuerda la mujer.
El lunes pasado, antes del inicio del juicio, los familiares cortaron por unos minutos la Roque y ex Camino Negro, frente al Palacio de Justicia, en señal de reclamo, porque el debate estaba previsto que se realice en una sala chica, por lo que muchos de los familiares y amigos que llegaron al lugar a apoyar a la familia se quedaría sin poder participar de la audiencia.
“A mí no me gustó tener que cortar la calle, pero no me quedó otra. Como me van a dar una sala para ocho personas. Yo no corté nunca una calle, a mi eso no me gusta porque sé que hay gente que tiene que trabajar, gente que va al médico, pero sentí que no me quedaba otra salida”, indicó la mamá de Ezequiel.
Por otro lado, Erica García, hermana de Johanna, señaló que estaba conforme con el desarrollo de la audiencia, hasta el momento en que la defensora oficial Graciela Caldini, representante del acusado Nicolás Ayala, quiso impedir que el juicio continué. “Creo que la defensora ya no tiene más argumentos para presentar, por eso quiere interrumpir el juicio”, sostuvo García.
Asimismo, aseguró que quiere creer en la justicia, aún sabiendo que muchos otros casos, a veces, “quedan en la nada”.
“Muy alegre, divertida, siempre le encontraba sentido a todo. Era la alegría de la casa”, así recuerda Erica a su hermana menor. Al tiempo que manifestó que desde que Johanna no está, la familia se sostiene “como puede” para seguir adelante ante la pérdida.
Este lunes se reanudará la audiencia de debate y se espera que declaren los hermanos Enríquez, que según la investigación, estuvieron en el auto desde donde salieron los disparos, y Daniel “Lupe” Galeano, señalado por testigos como la persona a quien iba dirigido los disparos. Galeano tenía que declarar el martes pasado, pero según informó la fiscal del caso Marina Rocovich “no había vehículo” que traslade al testigo hasta los Tribunales.
