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Literatura: En Lomas, Roberto halló el remedio contra el mal de amores

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Arlt RobertolanusEn el diálogo, siempre colorido, entre el Pibe y Don Acuña reaparece un personaje conocido: Roberto Arlt. El periodista, el escritor, el inventor. Don  Acuña recuerda una historia que lo tiene Arlt como protagonista junto a un farmacéutico y a Tinelli. Otro relato de Pablo Pallás para DiarioConurbano.com.

Caminando el sábado a la tarde por la Plaza Grigera, esquivando los puestos de la Feria Artesanal, van Don Acuña y el Pibe.

El pibe pregunta –Don Acuña ¿tiene alguna otra historia de Roberto Arlt por esta zona?, porque escuché que anduvo varias veces por acá y me intriga.

Don Acuña contesta con entusiasmo – Si pibe, te conté que anduvo por Temperley, que anduvo con historias por Lanús y te voy a contar cuando estuvo en Lomas, escuchame bien:

-Buscando otro artículo periodístico para el Diario El Mundo, escuchó que en Lomas había una farmacia, que hacía un producto para el mal de amores, que lo había inventado un médico que estaba haciendo sus primeras prácticas.

A Roberto, lo inquietó el tema y le pareció que podía hacer una buena nota o sacar al menos alguna idea para un cuento. Se Tomó una tarde el  Ferrocaril del Sud y bajó en Temperley. Una tarde de primavera, bonita para caminar, por eso, camino por el Camino Real, hoy Av. Hipólito Yrigoyen, camino que él conocía por las carreras de autos que se desarrollaban cada tanto por ese mismo lugar y juntaban a mucha gente de los barrios. Por otro lado era el camino de las fiestas mayas, otro día vamos a hablar de eso. La cuestión que se vino por el Camino Real caminando de Temperley hasta Laprida, allí existía una farmacia con nombre de pájaro, que hacían recetas magistrales, pero no te gastes en averiguar nada,  los vecinos no saben nada de esta historia o dicen no conocerla.

Llega a la farmacia, habla con el boticario, y entre los dos se arma un vínculo de confianza inmediatamente, Roberto, le cuenta que viene del Diario El Mundo y le pregunta por la famosa receta contra el mal de amores.

El boticario le cuenta, que al principio fue un éxito rotundo, fue una ocurrencia del Dr. Tinelli, si, pibe, no me mires así el Dr. Tinelli, o ¿el único Tinelli que conocés es el de la televisión?

La receta estaba compuesta por melisa, melasa, pasiflora, lavanda, valeriana y manzanilla. Pero tenía un secreto, le agregaban una dosis importante de Limonada Royer y como todo el mundo sabe, esa limonada famosa sirve para limpiar de un tirón los intestinos de cualquier ser humano. Así que,  a los que el Dr. Tinelli les recomendaba esta receta, se relajaban por el efecto de los otros yuyos pero tenían unas tremendas diarreas que los hacían olvidar no sólo de su amor que los había abandonado, sino de su apellido y en algunos casos de su propia historia.

Tuvo un éxito relativo, algunos olvidaron a sus viejos amores, otros fueron a quejarse y a comprar pastillas de carbón.

La cuestión es que, cuenta el boticario a Roberto, el Dr. Tinelli le sacó el componente de la limonada y los tipos se relajaban y podían pensar con un poco más de claridad sobre sus vidas, pero el mal de amores seguía. Entonces el Dr. Tinelli siguió con una práctica que le duró muchos años, al tipo que lo veía angustiado le decía que cambiara su imagen, por ejemplo si el paciente era de barba y pelo largo, le decía que se afeitara y se cortara el pelo, si era pelado y sin barba le decía que se dejara crecer el pelo y la barba y si el pelo no le crecía, que se comprara un peluquín. Esto por lo menos no generaba ninguna queja y los pacientes se iban pensando en que podían hacer para mejorar su aspecto.

El Boticario le confesó que dejó de vender el famoso remedio contra el mal de amores por las dudas, ya que Tinelli no lo recomendaba más.

El Bbticario le pidió discreción a Roberto si llegaba a publicar algo, Roberto nunca publicó nada al respecto, pero se pueden ver guiños en algunas de sus novelas sobre la angustia que provoca al enamorado una situación de abandono o de crisis amorosa, vio la manera de encararlo desde una perspectiva existencial, si se permite, la expresión.

Roberto Arlt, volvió con una historia de estos lugares, una historia que no podía publicar, pero que lo dejó pensando, en que tendría que haber visto al Dr. Tinelli y no sólo al boticario, pero no importaba, pensaba también que para el mal de amores no se había inventado nada que fuera realmente eficaz, que el amor era tan endeble como una copa de cristal en el borde de una mesa, que el amor, era lo mejor y lo peor que le podía pasar a los hombres.

Pablo Pallás

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