Susana Ibalo tiene 50 años y vive en Lanús desde que tiene memoria. Sus padres eran de Entre Ríos, pero por esas coincidencias de la vida se conocieron recién cuando ambos se mudaron al municipio lanusense por tener familiares en la zona. Gracias a ese encuentro en el sur del conurbano nació Susana, que hoy se enorgullece en contar que fue la ganadora del Festival de Tango de Boedo 2017, organizado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Para llegar a ganar dicho festival, Susana tuvo que pasar por distintas circunstancias en la vida. Cuando era una pequeña niña contrajo poliomielitis, que le dejó secuelas de por vida, como discapacidad en una pierna, movilidad reducida y problemas en la vista. Pero gracias a esa enfermedad y su posterior recuperación, Susana se hundió en la música para no soltarla nunca más.
“Toda mi rehabilitación la hice con música, los doctores vieron en mi la cosa musical” indicó a Diarioconurbano.com días después de haber recibido el premio de la Ciudad de Buenos Aires. “Mi padre tocaba el bandoneón, la música siempre estuvo en mi casa” afirmó.
El Festival de Tango de Boedo tuvo lugar del 19 al 25 de marzo, donde se presentaron alrededor de 40 cantores. “Fui motivada por amigos y mi hija, yo creía que estaba arreglado” confió al portal. En una primera instancia, sólo subieron al escenario 30 personas “porque había un nivel muy alto”. En la primera presentación, Susana eligió representar a Lanús con “Romance de barrio”, un vals de Homero Manzi. “La zona donde él escribió sus tangos era desde Lanús hasta Boedo”, por eso fue el cantautor elegido por Susana.
De esos 30 participantes, quedaron seleccionados 10, de los cuales terminaron quedando los cinco mejores, que se presentaron el sábado 25 en un imponente escenario montado en las Avenidas San Juan y Boedo, cortando la calle para presentar la música popular de nuestro país. “Tenía una enorme alegría de haber quedado” afirmó Susana.
Para esa última instancia, Susana interpretó «Desencuentro» de Aníbal Troilo y Cátulo Castillo, acompañada con las guitarras de Gastón Ruiz y Juan Sarady. “Lo hice con polenta, con llegada” aseguró una de las cinco finalistas del concurso, que se encontraba nerviosa por la decisión de los distintos jurados. Esto fue porque, además del jurado del concurso – conformado por dos cantantes de orquesta y Marisa Vázquez, también oriunda de Lanús – había voto popular: la gente podía votar acercándose a las mesas ubicadas en la esquina de la Ciudad, o a través de Whatsapp. “Tenía miedo de eso, del voto popular, porque ya había perdido en otro festival por eso” refirió, pero enseguida volvieron las esperanzas: “en la mesa donde me votaban a mí se hizo cola” confió contenta.
Una vez que fue elegida como la campeona del Festival, Susana aseguró sentirse “feliz” por haber llegado hasta allí, “peleando sin apoyo”. Lo cierto es que, a pesar de su formación profesional y educativa, Susana no cuenta con trabajo o pensión por su discapacidad, por lo que fueron varias las ocasiones en las que pidió ayuda al gobierno de la Provincia y Municipio, pero no recibió una respuesta de su parte.
Entre las actividades que realiza “por amor al arte”, Susana se encarga de cantar para los niños internados en el Hospital Garrahan y sus familiares. “Son lugares donde no hay alegría, y trato de estar, te reconforta. Yo estuve del otro lado y no me puedo hacer ajena a esa situación” relató.
En 2014, Susana fue invitada a un festival en Portugal. “Fue duro, no sabía cómo moverme, me dijeron que vaya a pedir ayuda a Nación, Provincia y Municipio, pero no tuve respuesta. Tenía un año para hacer las cosas, e iba todos los meses y la petición seguía en espera” contó desilusionada. “Era un festival soñado, había preparado ‘Barro Tal Vez’ de Spinetta, mitad en portugués y mitad en español, para caer bien parada”.
Hoy, Susana no cuenta con apoyo de nadie, por lo que busca ayuda del Municipio de Lanús para conseguir el pago de viáticos para poder ir al Festival de La Falda. Para dicho festival, Susana ensaya una vez por semana con un profesor de la Escuela de Música Popular de Avellaneda, en la que estudia desde el 2013. “La cultura local está bastante mal, no hay interés por el progreso” aseguró por la falta de respuestas que tiene de la Secretaría de Cultura de Lanús.
Si bien Susana es nueva en el mundo de los festivales – ya que en 1980 no le permitieron participar del Pre Cosquín por su discapacidad, y eso la desmotivó – hoy se prepara en la EMPA, en el Polo Bandoneón y estudia interpretación del canto en lengua de señas. “Estoy abocada de lleno al canto para poder llegar a todo el mundo” afirmó confiada.