Carola Cóncaro, directora de Instituto Latinoamericano de Seguridad y Democrática (ILSED), sostuvo que las armas en las casas generan accidentes y son utilizadas, mayormente, en casos de violencia familiar. “Se asume que el arma garantiza la seguridad contra una amenaza externa, pero las principales tragedias ocurren puertas adentro”, afirmó.
La directora de Instituto Latinoamericano de Seguridad y Democrática (ILSED), Carola Cóncaro, consideró que la adquisición de armas como defensa ante los problemas de inseguridad sostiene un “mito”, ya que “las principales tragedias ocurren puertas adentro”.
“El lugar que pone de relevancia del arma de fuego tiene que ver con la mal llamada inseguridad. Se asume que el arma garantiza la seguridad contra una amenaza externa, pero las principales tragedias ocurren puertas adentro”, señaló Cóncaro en una charla con Aire Nativo, que se emite por Radio eLe, FM 93.30.
Y agregó: “está comprobado estadísticamente que es un riesgo para una sociedad que plantea mayores niveles de integración y debate. Es un problema, que desde la Red Argentina para el Desarme trabajamos hace diez años”
Asimismo, la titular del ISLED apuntó que la proliferación de armas “obedece a un modelo social de relaciones entre las personas que componen la comunidad” y, por lo tanto, debe ser tratado con atención.
Cóncaro también se refirió a la necesidad de ampliar el concepto de seguridad, con la inclusión de otras formas de violencia que exceden al delito común, y comprender las dificultades en la resolución del asunto.
“El abordaje de los problemas de inseguridad son ampliamente complejos. No sólo hablamos de contar delitos, sino de todas las expresiones de las violencias. Esto se conjuga con una importantísima bajada de línea con intereses claramente establecidos de corporaciones, como los medios o sectores privados. Esto no quiere decir que no exista un problema, sino que tiene que se vincula a todas estas cosas”, afirmó.
Y concluyó: “Las estadísticas del Ministerio de Salud registran nueve muertes por día en un rango de tiempo que implica de 1997 a 2007. Del total, únicamente una de cada cuatro representa una muerte en ocasión de otro delito. La mayor cantidad están relacionadas con violencia familiar, de género o discusiones”