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Opinión: Attraversiamo, mi experiencia en la Unidad Penal 40 de Lomas

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Por Laura G. Miranda (*). Un día que pudo ser nunca, pero fue el 29 de noviembre, el destino quiso que visite la Unidad Penal Nº40 de Lomas de Zamora. Soy escritora, pero también abogada conozco varias Instituciones Carcelarias, con lo cual mentiría si dijera que no tengo un preconcepto al momento de pensar en quienes están allí, en directa relación con la situación de quienes fueron víctimas de los delitos que llevaron a esas personas a ser privadas de su libertad.

Sin embargo, ser alcanzada por los prejuicios no es algo que me parezca correcto sin darme la posibilidad de saber con exactitud qué hay del otro lado. Porque sé que la vida es movimiento constante y todos podemos cambiar.

Mientras ingresaba recordé una palabra italiana que amo, “Attraversiamo”, que significa ir al otro lado, cruzar.

Llegué y la energía del lugar, así como el espacio físico y su gente, hicieron que me detuviera  a observar sin reservas y a permitir que ellos me miraran sin secretos. No era cualquier Unidad Penitenciaria, era diferente y lo supe de inmediato. Después de tres horas conversando con internas que habían tenido la inquietud de crear una Biblioteca a la  que llamaron «Nelson Mandela», luego de recorrer también todos los Talleres y Pabellones masculinos y femeninos, interactuando tanto con el Personal como con las personas detenidas, me pregunté ¿Tanto nos separa? ¿Somos realmente libres? O Acaso ¿Puede suceder que estando fuera seamos prisioneros de lo que negamos, de una culpa, un error o una preocupación sin que sea posible salir de allí? Y estar dentro, sea el resultado de malas decisiones, pero tomadas en contextos que me hicieron replantear si, de verdad, se elige qué hacer cuando el escenario es tan difícil y doloroso, que la violencia, el abandono, el delito, el hambre y los abusos son causas cotidianas. Sentí que algunas de las mujeres con quienes compartí la mañana eran más libres que personas que conozco en mi vida sin rejas de por medio. ¿Por qué? Porque ven sus equivocaciones a la sombra de las fatales consecuencias y son autocríticas. Un concepto bastante devaluado por estos días. Recorría y pensaba ¿Cuál es el motivo? ¿Por qué la paradoja de sentir paz y seguridad en un lugar donde los prejuicios indican lo contrario? ¿Por qué, a veces, siento mi integridad amenazada en la calle en otros marcos sociales y aquí no?

Entonces, lo supe. A la Unidad 40 la define el trabajo en equipo y la sensibilidad. Allí, todos son parte de un sector comprometido de la sociedad. Hay empatía con el otro, todos creen que es posible cambiar hacia donde uno quiera estar y entonces, no hay ocio porque generan actividades permanentes de todo tipo, talleres de jardinería, computación, carpintería y la genialidad de uno de Auxiliares Veterinarios. El Penal es un refugio y la tranquilidad y el impecable estado de todos los perros allí castrados y cuidados dan fe de que a esos seres los habita lo bueno en constante lucha con lo otro, se animan a dar batalla diaria y por lo que vi, la ganan. Mientras afuera veo como el maltrato animal crece con crueldad manifiesta. Los lados se confunden, se mezclan. En la Unidad 40, el encierro se transforma en oportunidad y el apoyo puede significar elegir dejar el pasado atrás y atreverse a imaginar un futuro afuera.

Personal y detenidos se aferran a quedarse con lo mejor de lo peor y a dar alternativas donde no podría existir ninguna chance. Vi reciprocidad de ganas al extremo de que ambas partes conviven en ambos lados Y sentí esperanza y deseos de sumar, intentando visibilizar una realidad, que no es la que las llevó allí, sino la gran tarea en conjunto en beneficio de ayudar a esas personas a cruzar del otro lado con dignidad, luego de cumplir con las condenas.

Somos lo que hacemos, lo que sentimos pero también, lo que decidimos modificar. Aquello que buscamos y hallamos sin dejar de creer que alguna vez lo encontraremos.

Somos los dos lados. Lo bueno y lo malo nos recorre. Sin embargo, es en el amor donde  la libertad es la misma para todos y las rejas separan circunstancias concretas, más no alcanzan a los buenos y valiosos sentimientos genuinos cuando existen. No se trata de generalizar, ni de justificar el delito. Lo que es incorrecto no dejará de serlo nunca, pero sí necesito destacar que solo los gestos piadosos revierten los otros, y reivindico a las personas que hacen algo por quienes están allí, para mostrarles que es posible una sociedad mejor.

Somos el otro. Debemos darnos la posibilidad de “hacer” en favor de quienes, aún habiendo cometido errores graves, merecen aprender la verdadera humanidad y ganarse una oportunidad más.

 

¿Attraversiamo?

 

(*)Abogada y docente. Ha ganado premios nacionales e internacionales como poeta y narradora. En 2014 publicó Amuleto contra el vacío (Ediciones B), declarada de interés cultural por la Municipalidad de Mar del Plata el mismo año. Volver del Abismo, publicada en 2015 por la misma editorial fue su segunda novela. Laberinto del alma, fue publicada en 2016 bajo el mismo sello. En 2017 obtuvo el Premio Lobo de Mar en literatura edición 29. En 2018 publicó Más allá del mar, de Editorial Eudem de la Universidad Nacional de Mar del Plata. En Volver a mí, su última novela, del sello VeRa de VR Editoras, narra la vida de Gina, una mujer de 45 años cuyo destino será entender
que para ser feliz debe priorizarse por sobre todo y todos. En enero, VeRa relanzará una edición de lujo de su libro «Después del abismo».


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