Tres semanas antes de fusilarla, Miguel Alexander Sosa había golpeado con un fierro a Marianela Rivera. La joven de 24 años terminó en el hospital como consecuencia de las heridas. El círculo de violencia hizo que la ella lo denunciara pero aceptara volver a convivir y no pidiera una perimetral, pero la historia tuvo el peor final.
Fuentes de la investigación y familiares de Laura y Marianela Rivera, madre e hija asesinadas este martes en una vivienda del barrio Olimpo de Lomas, contaron que el detenido Miguel Alexander Sosa había convivido en Lanús y tenido un hijo con su víctima.
“Tenían un hijo de dos años. Hace unas semanas, él la golpeó con un fierro y ella terminó en el hospital. Lo detuvieron y lo largaron a los pocos días, pero ella no pedió perimetral porque cuando Sosa salió la convenció de volver a vivir juntos con el hijo”, contó una familiar de las víctimas.
A los pocos días las situaciones de violencia continuaron y Marianela decidió ir a vivir con su hijo a la casa de su mamá, Laura. Hasta allí, la fue a buscar un par de veces Sosa pero Marianela ya no lo quería ver.
El martes por la tarde ingresó a la casa, discutió con su ex pareja y la mató a balazos a ella y su madre Laura Rivera. También le disparó a una hermana de Laura pero el disparo no salió. Todo ocurrió delante del hijo del propio Sosa, y de otras dos hijas de Laura.
Laura Rivera, de 46 años, y su hija, Marianela, de 24, vivían en una casa ubicada a metros de avenida Olimpo y Laprida, en el barrio Olimpo, en Lomas
Sosa – quien hacía cinco meses había salido de prisión – fue detenido la medianoche de este martes y será indagado este miércoles por la fiscal Fabiola Juanatey de la UFI 2 de Lomas de Zamora.
