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8M: Las mujeres son minoría en los ejecutivos y legislativos del Conurbano

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Los lugares de poder en la política han sido históricamente ocupados y socialmente asignados a los hombres mientras que las mujeres cumplieron el rol de acompañantes y sostenes del hogar de esos hombres. El feminismo ha cuestionado por siglos esa asimetría, y ha luchado por romper con los juicios interiorizados y tareas asignadas que impidieron el acceso de la mujer a cargos de jerarquía. Sin embargo, el avance no es completo y el ámbito local no escapa de ello.

 

En los Ejecutivos de Lomas de Zamora, Lanús, Almirante Brown y Esteban Echeverría, distritos comandados en primera línea por cuatro intendentes varones, sólo un 30% de mujeres, en promedio, se posicionan al frente de una secretaría municipal, mientras que, en las subsecretarías, con una menor jerarquía, el promedio ronda en un 40%.

Esta puntuación, si bien no es nula, muestra una baja participación femenina en las jerarquías municipales. La docente e investigadora de la Universidad Nacional de Lanús (UNLA) e integrante de la Red Interuniversitaria por la Igualdad de Género y Contra las Violencias, Ana Moreno, explica esta relación en un “avance notorio en los últimos 15 años en la cantidad de mujeres que ocupan lugares de poder y de decisión, pero falta todavía un recorrido”.

En el municipio encabezado por Mariano Cascallares, sólo una mujer entre 11 varones lleva adelante una secretaría (compartida), y se repite el esquema bajo la gestión de Martín Insaurralde. En el caso del distrito donde se desempeña Fernando Gray, son 3 las mujeres a cargo de estos puestos entre 11 secretarías. Por su parte, en la comuna que conduce Néstor Grindetti hay otras 3 mujeres a cargo de áreas en general entre las 9 totales.

“A las mujeres nos sigue costando el doble llegar a altas posiciones políticas porque todavía estamos impregnadas con la teoría del cuidado, del hogar, del servicio que se nos enseña desde chicas como un rol de nuestro género. Es difícil desligarse, porque hemos avalado estas prácticas en la historia, por lo que la primera batalla se tiene que dar con nosotras mismas para cambiar los lugares de género”, explicó.

Al mismo tiempo, puntualizó en que “las mujeres además siguen haciendo tareas domésticas cuando vuelven a su hogar después de haber trabajado afuera de la casa y ese es un trabajo no remunerado que hace que conciliar con el afuera cueste el doble” y que “así se obstaculiza la participación en las instituciones de las mujeres”.

Además, puntualizó en que no sólo son cuantitativamente “pocos” los cargos jerárquicos institucionales que en los que lograron posicionarse las mujeres, sino que “las áreas de trabajo público donde están al mando tienen que ver con lo femeneizado, con todo lo que tiene que ver con el cuidado o la belleza”.

Esta afirmación se refleja en la región donde, en su mayoría, las funcionarias llevan adelante tareas en secretarías como Desarrollo Social, Cultura, Coordinación y seguimiento de la gestión y Salud, entre otras.

En este sentido, la investigadora de CONICET y coordinadora general del Programa contra la violencia de género de la UNSAM, Vanesa Vázquez Laba, planteó que “las mujeres no fueron socializadas en los espacios del poder como lo han sido los hombres, en los espacios que han sido construidos desde el patriarcado”.

“Por la educación que hemos tenido las mujeres cuesta mucho ocupar un espacio hecho con reglas masculinizadas y hasta a veces no queremos ocuparlos. En estos tiempos el feminismo plantea que no hay que hacerle asco al poder, que está en todas partes, sino que tenemos que tomarlo para poder transformar desde allí y no sólo desde las bases”, detalló.

Y sostuvo: “Hemos demostrado las mujeres que hay muchas maneras de ejercer el poder. Tenemos una manera distinta de ejercerlo en relación al poder masculino y es una habilidad que hemos adquirido para poder sortear con las dificultades con las que hemos convivido en el ámbito privado para llevarlo al ámbito público”.

Los números locales cambian un poco cuando se trata de la composición de los diferentes concejos deliberantes, aunque la ecuación sigue beneficiando a los hombres. El que más brecha de género representa es el de Lanús con 9 bancas ocupadas por mujeres y 15 por hombres. Le siguen Lomas y Echeverría con 10 mujeres y 14 varones cada uno, y por último Brown, con una disposición de 11 mujeres y 13 hombres.

Echeverría es el único recinto de los cuatro que está presidido por una mujer al tiempo que entre todos suman cuatro presidentas de bloque: de Unidad Ciudadana en Lomas, Lanús y Echeverría y de Cambiemos en Almirante Brown.

La misma situación fue notoria en las últimas elecciones legislativas en las que de las 22 listas en total que compitieron en los comicios generales de octubre, sólo 5 fueron encabezadas por mujeres: Noelia Quindimil por Cambiemos en Lanús, Magdalena Goris de Gray por Unidad Ciudadana en Echeverría y por la Izquierda, Mónica Méndez en Brown, Magdalena Vogt en Lanús y Ayelén Córdoba en Echeverría.

En noviembre del año pasado entró en vigencia la ley 27412 que establece la paridad de género en las listas electorales, y con ella surgieron muchas críticas acerca de la ocupación de un puesto sólo con la intención de “llenar” un espacio vacío. Sobre esto Vázquez Laba consideró: “siempre de las leyes se puede hacer un uso masculino”.

“Pero, las mujeres no somos tontas y tras pelear por las leyes de paridad, vamos a discutir y a defender nuestros puestos. No vamos a dejar que compañeros de lista nos dejen afuera. Hay que valerse de los instrumentos necesarios, pero después hay un trabajo interno importante de incorporar una lucha que concierne a las transformaciones culturales e intentar sostener ese puesto. Con lo cual nos cuesta el triple porque las condiciones no están dadas para movernos como pez en el agua”, enfatizó.

Por otro lado, Moreno evaluó que al momento de permanecer en una posición de poder “la mujer es criticada, y no por su forma de dirigir o de tomar decisiones, sino por su ropa, por su cuerpo, por si es linda o fea”. “Hay una desfenestración de la corporalidad que tiene que ver con una subestimación de la mujer en una posición en la que le molesta al sistema”, explicó.

Para llegar a tomar decisiones, entonces, una mujer debe afrontar una serie de obstáculos que, aún con un movimiento por la igualdad de los géneros cada vez más masivo, persisten y se resisten. “Hemos construido una gimnasia en la adversidad, para las mujeres nunca fue un paraíso. Como toda transformación social, esto llevará tiempo”, resaltó Vázquez Laba en tanto que confió en un futuro “construido en equidad a través de nuestros procesos individuales y colectivos”.


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