El concejal e integrante del Frente Transversal, Daniel Dragoni, asumió, en la última sesión del Concejo Deliberante de Lanús, la banca en reemplazo de su par camporista Leandro Decuzzi – quien pidió licencia para asumir un cargo en Provincia-. El flamante edil instó a “trabajar para la gente y los barrio” y confió que las diferencia dentro del Frente de Todos “se van a dejar de lado” en pos de la unidad.
La asunción tuvo lugar en la última sesión extraordinaria en el Concejo Deliberante y juró ante una concurrida presencia de militantes que coparon la barra del recinto. “Por Perón, por Evita, por los 30 mil desaparecidos, por Nestor y Cristina, si juro”, expresó eufórico el dirigente local, lo que desencadenó un estallido de aplausos y cánticos.
“Tengo una alegría enorme porque la militancia consigue un concejal propio de la militancia. Las expectativas son muchas, pensamos que esto va a servir para construir un Lanús mejor después de los 4 años de gestión lamentables de Grindetti, además de la gestión a nivel nacional y provincial del PRO”, afirmó el concejal en diálogo con Diario Conurbano.com.
Con respecto a los proyectos que impulsará desde su banca, Dragoni anticipó que “el objetivo es trabajar para la gente, los barrios y para los más desposeídos que sufrieron estos cuatro años del PRO. Trabajar siempre para el bien de la gente”. Además, aseveró que intentarán “imponer la mayoría”, ya que los números hablan y “lo pide la gente”.
En referencia a las alarmantes estadísticas de hambre en el Municipio, el concejal subrayó que “la lucha contra el hambre es uno de los principales objetivos” y confió en que más allá de los debates que hubo “las diferencias se van a dejar de lado”.
“Cada uno tiene formación en los territorios y sabe que se necesita. Sabemos que el hambre y el trabajo están en la cabeza de todos los reclamos. El acuerdo está, solo falta un empujón para que se ponga en marcha”, arremetió.
Para finalizar, el representante del Frente Transversal enfatizó: “Vamos a trabajar, como decía el general ‘cuando el carro arranca, los melones se acomodan sólos».
Por Edgardo Emilio Núñez
