En la segunda jornada del juicio por el femicidio de Ramona Luque Blanco, declaró el imputado, Saúl Benjamín Heredia. La mujer, de 42 años, fue asesinada por su pareja a martillazos en Fiorito, el 12 de mayo de 2017, en el domicilio de la víctima. Doce personas que forman parte del jurado decidirán el veredicto de culpable o inocente para el acusado por “homicidio agravado por el vínculo”.
El acusado relató que a partir del suicidio de uno de los hijos de la víctima, la relación “cambió” y que Luque Blanco decidió terminar la relación de 15 años que mantenían. Aquella noche habían regresado del cumpleaños cerca de las 3 de la madrugada. “Estábamos hablando en la habitación, sonó el celular y le dejó de prestar atención a la conversación. Ahí se me nubló todo, agarré lo primero que vi a mano y pasó lo que pasó”, describió el imputado. También señaló que el martillo estaba ahí porque “la mesita de luz se tenía que arreglar siempre”.
Heredia y la víctima comenzaron a hablar sobre su relación, él tomó el martillo que estaba en la mesita de luz y lo golpeó reiteradas veces en la cabeza de la mujer, lo que le causó el hundimiento y fractura del cráneo. El domicilio de la pareja estaba ubicado en General Hornos 1752, Villa Fiorito, en Lomas de Zamora. Si bien convivían en la misma casa, hacía más de un mes que Luque Blanco había dejado al imputado y quería que se fuera de la casa. Algunos testigos manifestaron que el la engañó más de una vez y era muy celoso.
“Yo me tenía que ir al día siguiente con todas mis cosas porque ella me había dejado. Estoy arrepentido de haberlo hecho, sé que tendría que haber tomado otro camino”, planteó Heredia ante los doce jurados. Además, el acusado admitió haberle ofrecido dinero a Luque Blanco para mantener relaciones sexuales luego de que ella decidiera terminar la relación.
A su vez, se presentó Marina Arce, madre del imputado, para dar su testimonio. Luego del crimen, Heredia se trasladó a la casa de sus padres en Barracas cerca de las 7 de la mañana en un remis. “El día que llegó a mi casa, me extrañó por la hora pero él dijo que quiso venir temprano”, afirmó Arce quien le abrió la puerta de su casa pocas horas después del asesinato.
También sostuvo que no le gustaba que Heredia tuviera una relación con la víctima debido a que ella tenía muchos hijos y él era joven. “La habré visto cuatro veces durante los 15 años de relación que mantuvieron pero porque no quería hinchar”, argumentó la testigo.
Tras el asesinato de Luque Blanco, las hijas tuvieron que dejar de vivir en el domicilio debido a que la familia del imputado dejó de pagar el alquiler. En este sentido, Arce aseguró que no se comunicó con las hijas de la víctima porque pensó “que no iban a querer hablar” y que “tiraron los muebles de la casa a un container porque la inmobiliaria se lo pidió”.