En la última jornada del juicio por José Vicente Palermo, un hombre de 36 años que recibió cuatro disparos por su padre, Leonardo Palermo, el 6 de abril del año pasado y falleció, se presentaron los alegatos tras la finalización de la prueba testimonial. La fiscal, Marcela Dimundo, pidió que se condene al imputado por homicidio agravado por el vínculo mientras que el abogado defensor, Roberto Fernandez, exigió que se atenúe la condena por ser un homicidio con circunstancias excepcionales de atenuantes. El juicio es por jurados y esta a cargo del juez mediador, Daniel Maccini, del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 10.
Según la investigación, de 63 años, se despertó esa mañana cuando llegó su hijo a la casa drogado y mantuvo una discusión por su estado. Según la declaración de Palermo, la víctima gritaba y golpeaba la muerta de manera “violenta”. El hijo del imputado hacía 20 años que había comenzado su adicción a las drogas y había ingresado a distintas instituciones de rehabilitación.
Por su parte, Dimundo alegó que el “15 de abril de 2017 Palermo con la intención de causar la muerte de su hijo le efectuó varios disparos que le causaron la muerte el 6 de mayo” y remarcó que la portación del arma -revólver 38 largo- era ilegal debido a que no estaba registrada en la Agencia Nacional de Materiales Controlados. La fiscal aseveró que no fue en legítima defensa el asesinato de su hijo porque las balas de la pericia demostraron que los disparos se realizaron de arriba hacia abajo. Hada, la pareja de ese entonces del imputado, vio cuando Palermo entró a la casa para buscar el arma y dispararle a su hijo.
“Palermo dijo que le tenía miedo a su hijo pero si hubiera tenido miedo yo me pregunto por qué abrió la puerta y no llamó a la Policía”, indicó Dimundo. Según los dichos del imputado, cuando él abrió la puerta, su hijo lo tiró al piso y continuó con los gritos. Sin embargo, desde la fiscalía se resaltó la declaración de Hada, quien sostuvo que cuando Palermo le abrió la puerta de la casa, “el ruido había cesado”. Además, Dimundo manifestó la “falta de culpa” del imputado – de 63 años – y que al efectuar cuatro disparos “hubo una intención de matar”, no de defenderse.
Por otro lado, Fernández explicó que una condena de por lo menos diez años y ocho meses el acusado va a recibir pero pidió que no se haga lugar al pedido de la fiscal porque significaría condenar al imputado a “la pena de muerte” dado que tiene 63 años. También le requirió a los 12 ciudadanos que decidirán sobre la pena que “tengan en cuenta los elementos valorativos”. El abogado señaló que Palermo se crió en un “espacio hostil” en donde había una relación “intrafamiliar anormal” y que en la relación con sus hijos “había falta de respeto, situaciones violentas y quiebres familiares”.
“Si entienden que estas circunstancias son extraordinarias, es decir que no corresponden a una familia normal, no van a condenarlo a prisión perpetua”, argumentó el defensor. De aplicarse lo solicitado por Fernández, se condenaría al imputado por la tenencia ilegal de arma de guerra y por haber sido un homicidio agravado pero se reduciría de prisión perpetua a un homicidio simple -de 8 a 25 años-. La atenuación de la pena dependerá de lo que evalúe el jurado.
Los dos últimos testigos que se presentaron antes de los alegatos fueron Mariela Pereyra, ex pareja de la víctima, y Bárbara Marco Antonio, psicóloga de la Defensoría General. Pereyra relató que consideraba incapaz a José Vicente Palermo de hacerle daño y negó lo relatado en su declaración por el imputado. “Yo no me separé de José por las drogas y nunca se comportó conmigo de violentamente”, afirmó Pereyra.
A su vez, Marco Antonio entrevistó en cuatro ocasiones al acusado y sostuvo que Palermo “se crió en un contexto de vulnerabilidad” donde había mucha violencia entre padres y con los hijos. “Tiene un perfil en el cual no apareció el intercambio amoroso o vivencias de contención. Tuvo una inserción laboral muy temprana y los padres de Palermo sólo se dedicaban a las necesidades básicas de sus hijos”, manifestó la psicóloga.
